sexta-feira, 22 de março de 2013

Primera versión del borrador del Documento Base


23.3.2013

El texto a continuación constituye la primera versión del borrador del Documento Base. El capítulo sobre Paraguay es basado en la contribución de Gustavo Codas. Los demás han sido escritos por Kjeld Jakobsen y Valter Pomar, quien responde por la revisión final. Como se verá, tratase de una primera contribución, para iniciar el trabajo de la comisión redactora. Solicitamos a la comisión que nós encamine sus consideraciones y enmiendas, conforme está en el cronograma aprobado por el Grupo de Trabajo.

INTRODUCCIÓN
El XIX Encuentro debe realizar un gran homenaje a Hugo Chávez e incluir, entre sus actividades, una sesión de balance de su experiencia de gobierno y de sistematización de los elementos que componen su visión de mundo, entre los cuales mencionamos el profundo compromiso con la democracia y la movilización popular, el internacionalismo militante y antiimperialista, su visión acerca de la historia de nuestra región y el socialismo.

No se trata solo de una obligación formal. La verdad es que los Estados Unidos, sus aliados europeos y también en nuestra región creen que la muerte de Hugo Chávez abre una brecha por donde ellos podrían penetrar y desestabilizar el proceso venezolano y, con ello, afectar al conjunto de la izquierda regional.

Sin embargo, y justamente por eso, el imperialismo y sus aliados harán de todo por sabotear el funcionamiento del gobierno y de la economía venezolana, por dificultar el funcionamiento de la dirección colectiva del proceso bolivariano y, no menos importante, harán de todo por desmoralizar la herencia ideológica, teórica, programática y cultural del llamado chavismo.

Teniendo en cuenta lo anterior, el Foro de São Paulo debe estimular al conjunto de la izquierda para que tome la ofensiva en este debate, ya sea para defender el legado de transformaciones sociales, económicas y políticas del gobierno Chávez (1999-2013), ya sea porque la experiencia venezolana tiene un sinnúmero de enseñanzas a ofrecernos acerca de las posibilidades de una estrategia de superación del neoliberalismo, del desarrollismo conservador y del colonialismo, además de una estrategia de transición al socialismo, a partir de la conquista electoral de gobiernos, en las actuales condiciones latinoamericanas y caribeñas.

Debemos estar atentos a que las fuerzas imperialistas y sus aliados regionales, además de buscar descalificar al “chavismo”, pretenden también resucitar la equivocada “teoría” de las “dos izquierdas”, con el objetivo explícito de dificultar la cooperación entre las fuerzas progresistas y de izquierda que actúan en la región, perjudicando así el proceso de integración regional, en beneficio, por ejemplo, de iniciativas como el llamado “Arco del Pacífico”.

En este sentido, el Grupo de Trabajo considera fundamental alertar a los partidos y gobiernos de la región sobre la necesidad de dar más concreción y velocidad al proceso de integración. Consideramos que el XIX Encuentro debe señalar las iniciativas concretas que deben ser tomadas en este sentido.

La situación mundial acentúa la urgencia de estas medidas. El XIX Encuentro del Foro ocurre bajo el impacto de la crisis internacional, una crisis que va más allá de sus aspectos económicos y evoluciona hacia una crisis de connotaciones cada vez más profundas en el campo social, político y militar.

Hay una recesión brutal en países como Grecia, España, Portugal, Italia, y un crecimiento mediocre en promedio en la Unión Europea, al igual que en EEUU y Japón. Esto es resultado de opciones políticas e ideológicas determinadas por la hegemonía del sector financiero en los países desarrollados. No solo las fuerzas tradicionalmente de derecha sostienen estas opciones. En varias situaciones, como en Grecia, España y Portugal, fueron los partidos socialdemócratas los que inauguraron las medidas de ajuste estructural. En distintos países, crece la extrema derecha y el rechazo a la política.

La reciente elección italiana está repleta de lecciones en este sentido, desde la formación de un supuesto gobierno “técnico”, el crecimiento de la abstención de votos, el éxito de los “anti-políticos” de Beppe Grillo, la demostración de fuerza de Berlusconi, la frustración electoral del Partido Democrático y el repudio a la austeridad de Monti.

Mientras en Europa está en curso el desmantelamiento del “pacto social” constituido en el hemisferio norte tras la Segunda Guerra Mundial, compuesto por el Estado de Bienestar Social y las negociaciones colectivas entre sindicatos y empresas, en los Estados Unidos sigue el esfuerzo por recuperar la hegemonía.

Entre su asunción en 2009 y los inicios de 2013, el presidente norteamericano actuó en cuatro frentes principales: devaluación del dólar, acuerdos regionales de libre comercio, búsqueda de autonomía energética y ajustes en la política de seguridad.

Se destacan la “Alianza Transpacífica” (TPP en su sigla en inglés); la “Alianza Transatlántica EEUU-UE” sobre comercio e inversiones; y la búsqueda de autonomía energética por parte de los EEUU.

Estas y otras iniciativas, incluso el apoyo al llamado “Arco del Pacífico”, deben ser comprendidas teniendo como telón de fondo las conclusiones de un reciente informe de Consejo Nacional de Inteligencia sobre tendencias globales, que señala que en 2030 la economía de Asia será mayor que la de EEUU y Europa combinados y reconoce que la era de la pax americana está llegando a su fin. En palabras de un artículo del Financial Times: mejor actuar ahora mientras representan la mitad de la economía mundial y todavía poseen poder para definir estándares globales, pues dentro de cinco años puede ser demasiado tarde.

El XIX Encuentro debe tratar de manera sistemática y profunda la situación mundial, dando especial atención a los temas políticos y militares implicados, y sus impactos en nuestra región. A continuación, presentamos algunos elementos para este debate.

LA SITUACION MUNDIAL

Como los anteriores, el XIX Encuentro se realizará bajo el impacto de la crisis internacional que, más allá de sus aspectos económicos, avanza hacia una crisis de repercusiones cada vez más negativas y profundas en el campo social y político.

Las características principales de la crisis en los países desarrollados son el resultado, en primer lugar, del dispendio de enormes montos de dinero para socorrer al sistema financiero (bailouts), renuncias fiscales supuestamente para estimular la actividad productiva y, más recientemente, la aplicación de una política de austeridad fiscal para asegurar los pagos reclamados por el sistema financiero, desviando empero recursos que deberían destinarse a inversiones gubernamentales y a costear la seguridad social, servicios públicos y sueldos de empleados del Estado.

La consecuencia de todo ello, por el lado económico, es una recesión brutal en países como Grecia, España, Portugal, Italia, entre otros, incluso con retracción de sus productos brutos internos, y crecimiento promedio mediocre en la Unión Europea, al igual que en EEUU y Japón, siendo que éste ya enfrentaba una parálisis en su economía desde antes de iniciada la crisis, por razones específicas.

La adopción de estas medidas de austeridad fue una opción política e ideológica determinada por la hegemonía del sector financiero en los países desarrollados, influenciada incluso por el hecho de que varios ocupantes recientes de puestos clave, como la presidencia del Banco Central Europeo, la presidencia del Consejo de Ministros en Italia, la Secretaría del Tesoro Americano, entre otros, provienen del sistema financiero privado, y algunos hasta trabajaron en bancos como Lehman Brothers, uno de los responsables por el estallido de la crisis financiera. Los bancos y fondos de inversión pretenden obtener las ganancias esperadas de las especulaciones y préstamos realizados, sin importarles que esto ocurra a costas de la quiebra de los países que se encuentran en mayores dificultades y de la pobreza de sus habitantes. Para ello, cuentan con el apoyo fundamental de autoridades vinculadas al sistema financiero.

Una prueba, poco mencionada, de que otra política es posible es el caso de Islandia, que fue el primer país europeo en entrar en crisis en función de la insolvencia de su sistema financiero, debido a la especulación desenfrenada de los principales bancos del país. El salvataje de su sistema financiero no ocurrió y algunos de estos bancos quebraron. La población se opuso a salvarlos con
recursos públicos y, de todas maneras, el volumen necesario sería de cuatro veces el PBI islandés, decisión que difícilmente algún político local asumiría. Así, no hubo sumisión a las condiciones impuestas por el FMI a cambio de préstamos y la economía islandesa ya volvió a la normalidad y se habla incluso de hacerles juicio a los banqueros.

Sin embargo, en los países del sur de Europa y en Irlanda la receta es de privatización, despidos de empleados públicos, reducción salarial de los que permanecen en sus funciones, reducción de los valores de la jubilación y de otros derechos sociales como el seguro desempleo. Incluso en otros países europeos que no están sometidos a las condiciones impuestas por la “Troika” (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) hay restricciones presupuestarias que redujeron drásticamente la capacidad del Estado de inducir la economía, además de afectar la calidad de las políticas sociales.

El hecho concreto es que les llevará varios años a los países ahora en crisis volver al menos a sus niveles de desarrollo de 2009 y, en este ínterin, el desempleo creció y ya pasó la marca del 11% en promedio en los países de la OCDE y, entre los jóvenes, es por lo menos el doble. Uno de los pocos países europeos donde el desempleo se encuentra en niveles más bajos es Alemania, que, además de ser el país más industrializado y competitivo de Europa, tiene el gobierno que impulsa, por medio de la Comisión Europea, la política de austeridad, principalmente sobre los países deudores de los bancos alemanes, situación que deberá asegurar la reelección de la canciller Angela Merkel en las elecciones parlamentarias de octubre, pues se ha ganado a la opinión pública alemana en lo que se refiere a esta posición.

La crisis ha producido un efecto sobre la política europea que favorece a la derecha, pues ésta se aprovecha del argumento simplista de que “no se puede gastar más que lo que se ingresa” al imponer las medidas de austeridad como alternativa a impopulares aumentos de impuestos. Los partidos socialdemócratas también adhirieron a esta cantinela y, en varias situaciones, como en Grecia, España y Portugal, fueron ellos los que inauguraron las medidas de ajuste estructural. Fueron punidos por los electores y, en varios países, se verifican ahora dos fenómenos: crecimiento de la extrema derecha y rechazo a la política.

El segundo fenómeno se hace visible en la aceptación de “gobiernos técnicos”, el crecimiento de la abstención de votos y el porcentaje de votos dados a los anti-políticos como, por ejemplo, al partido del humorista Beppe Grillo en las recientes elecciones, que alcanzó un cuarto de los votos. Además de la política de austeridad y ausencia de alternativas viables por izquierda, también contribuyen para este fenómeno diversos casos de corrupción, como el de la reciente denuncia de coimas pagadas por empresas contratistas a integrantes del Partido Popular en España, incluyendo al actual primer ministro.

En este contexto, Grecia muestra una situación distinta: allí, fuerzas de izquierda han presentado una alternativa con movilización social y fuerza electoral. Y polarizan tanto con la derecha como con la extrema derecha.

La ofensiva neoliberal no se da tan solo en el plano presupuestario y electoral. Está en curso el desmantelamiento del “Pacto Social” constituido en el hemisferio norte tras la Segunda Guerra, compuesto por el Estado de Bienestar y las negociaciones colectivas entre sindicatos y empresas. La reducción de gastos de los gobiernos está haciendo extinguir los derechos sociales y las reformas de la legislación laboral en algunos países como, por ejemplo, España, donde empiezan a permitir negociaciones de reducción salarial directamente entre el empleador y el trabajador individual.

El movimiento sindical y social, sobre todo en los países más afectados por la austeridad, ha reaccionado con fuertes movilizaciones y huelgas generales, aunque insuficientes para alterar los rumbos de la actual política. La juventud y grupos sociales diversos también han producido manifestaciones importantes, como los “indignados”, “Occupy Wall Street”, entre otros, pero al no lograr establecer vínculos con la institucionalidad política para llevar adelante sus reivindicaciones, estos movimientos terminan vaciándose después de algún tiempo.

En Canadá y Estados Unidos, donde la legislación laboral se define en cada estado, también empieza a crecer la bandera neoliberal del “right to work” (derecho al trabajo), es decir, el “derecho” de trabajar sin interferencia sindical en las relaciones de trabajo.

Barack Obama acaba de iniciar su segundo mandato. Se reeligió con el apoyo del movimiento sindical, pero sin negociar contrapartidas. En el sistema bipartidista norteamericano, donde solamente son viables los candidatos de los partidos demócrata y republicano, los sindicatos y el movimiento social, particularmente en esta elección, se encontraron entre la opción de apoyar al candidato que no los ayudará (Obama) y uno que seguramente los perjudicaría (Romney).
En el primer gobierno de Obama, se dio uno de los mayores dispendios nacionales de ayuda a bancos y al sector privado para intentar contener la crisis, que, sumado al déficit causado por la política de seguridad norteamericana y las invasiones y ocupaciones de Afganistán e Irak, casi llevó al país al límite de endeudamiento permitido por la legislación del país. El acuerdo realizado entre demócratas y republicanos en 2011 permitió empujar el problema hacia más adelante, pero la mayoría republicana en la Cámara de Diputados bloquea la posibilidad de aumentar los impuestos, por ejemplo, sobre los mayores ingresos, y el gobierno tendrá que promover cortes de gastos que seguramente afectarán a los empleados públicos federales.

Entre su asunción en 2009 y los inicios de 2013, el presidente norteamericano actuó en cuatro frentes principales: devaluación del dólar, acuerdos regionales de libre comercio, búsqueda de autonomía energética y ajustes en la política de seguridad. Todas afectan a América Latina de alguna manera.

La devaluación monetaria se da por la liberación de recursos controlados por el Banco Central norteamericanos (Fed) que se invierten en títulos de otros países, fortaleciendo sus monedas frente a la moneda norteamericana, perjudicando las exportaciones de estos países, pues sus productos se vuelven más caros “en dólares”. El gobierno brasileño fue uno de los que denunció varias veces esta “guerra cambiaria” y tomó medidas internas para enfrentarla.

Con la parálisis de la Ronda de Doha de la OMC desde 2008, el gobierno norteamericano ha privilegiado acuerdos regionales de libre comercio. Además de aquellos ya establecidos con países y regiones de América Latina, como Chile, Perú, Colombia, América Central y el propio Nafta más antiguo, viene buscando nuevas regiones. El más avanzado de éstos hasta el presente momento es la “Alianza Transpacífica” (TPP), con la participación de algunos países asiáticos muy dinámicos económicamente, además de México, Chile y Perú, y ahora deben ocurrir negociaciones para intentar viabilizar el “Tratado Transatlántico” con la Unión Europea. Si ambos acuerdos se viabilizan, el flujo de comercio entre los países desarrollados debe volver a representar dos tercios del flujo mundial como en el pasado, pese a la crisis, puesto que la devaluación de las monedas de los países desarrollados también ayudará a ampliarlo.

Alianza Transpacífica

En noviembre de 2011 se anunció el lanzamiento de las negociaciones de la Alianza Transpacífica (TPP en si sigla en inglés) entre los siguientes países: Australia, Brunei, Chile, Estados Unidos, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. México y Canadá recién fueron invitados a integrar oficialmente la iniciativa a mediados de 2012 y, debido a una cláusula sobre los términos de acceso para nuevos miembros, no pudieron abrir discusiones sobre los acuerdos ya alcanzados.

Las negociaciones incluyen temas tradicionales de acceso a mercados, pero también nuevos temas relativos a inversiones, compras gubernamentales y armonización de normas y regulaciones. Solo 5 de los 29 capítulos pertenecen a temas tradicionales de comercio, los demás se refieren a patentes y propiedad intelectual, regulación de servicios de energía, de servicios financieros, de contratos gubernamentales, entre otros.

El contenido propiamente dicho de las negociaciones se mantiene en sigilo, y no solo se lo omite a organizaciones de la sociedad civil. El año pasado, 131 congresales demócratas enviaron una carta abierta al Representante Comercial de los EEUU protestando contra la falta de consulta al Congreso. La carta señala asimismo la firma de un acuerdo de confidencialidad entre los países que negocian el TPP, imponiendo el sigilo en las negociaciones.

Organizaciones de la sociedad civil estadounidense que se movilizaron contra el ALCA, como la AFL-CIO y la Public Citizens, han denunciado la falta de información y el riesgo de fuga de empleos de los EEUU, como ocurrió con el NAFTA.

Entre la poca información disponible, las preocupaciones más mencionadas se refieren a los acuerdos de propiedad intelectual y patentes (tanto por la protección a los intereses de las grandes industrias farmacéuticas como por la creciente tendencia a criminalizar el download de productos protegidos en Internet, como el desbloqueo de software, por ejemplo).

La intención del gobierno Obama es llegar a la etapa final del acuerdo hasta octubre de 3013.

Japón ya ha manifestado su interés por adherir a las negociaciones, pero el tema viene siendo tratado con cautela. La Ford y el sindicato automotor piden que los EEUU no acepten la entrada de Japón hasta tanto el país no reforme la regulación de su sector automotor (que, aunque no tiene aranceles propiamente dichos, cuenta con barreras no arancelarias).

Alianza Transatlántica EEUU-UE

El día 13 de febrero de 2013, los Presidentes de los EEUU, de la Comisión Europea y del Consejo Europeo anunciaron el inicio de los procedimientos para el lanzamiento oficial de negociaciones de la “Alianza Transatlántica sobre comercio e inversiones”. Apuntaron las recomendaciones del grupo de trabajo de alto nivel sobre empleo y crecimiento (formado por representantes de los EEUU y de la UE, en funcionamiento desde 2011), en el sentido de un acuerdo amplio, no solo sobre comercio, sino también sobre inversiones y medidas regulatorias. Como los aranceles practicados entre países ya son bajos para la mayoría de los productos, el aspecto más importante de este acuerdo sería la armonización de regulaciones, normas y estándares de varios sectores (por ejemplo, armonizar regulaciones del sector farmacéutico, del sector financiero, armonizar normas y estándares del sector de servicios, audiovisual, estándares sanitarios y fitosanitarios).

La meta es concluir las negociaciones hasta mediados de 2014 (fecha de las próximas elecciones del Parlamento Europeo y pocos meses antes de las elecciones intermedias en los EEUU). Entre las posibles causas de atraso estarían, por ejemplo, las diferencias entre EEUU y UE sobre temas complejos, como la regulación de alimentos genéticamente modificados, y/o sobre el propio proceso decisorio (en la UE, desde el Tratado de Lisboa, los acuerdos también necesitan ser aprobados por el Parlamento Europeo, y en los EEUU todos los puntos del acuerdo pueden recibir enmiendas del Congreso, ya que Obama no cuenta con un fast track actualmente).

Pese a estas posibles trabas, el acuerdo debe recibir el apoyo de demócratas y republicanos y encuentra menos hostilidad de parte de movimientos sindicales y ambientalistas, en la medida en que los estándares laborales, sanitarios y ambientales suelen ser más altos en la UE; el rechazo permanente a los cortes en los subsidios agrícolas también tiende a sufrir las presiones de las políticas de austeridad; Europa teme que Asia se convierta en el principal aliado de los EEUU; y, además de todo ello, el reciente informe del Consejo Nacional de Inteligencia sobre tendencias globales señala que en 2030 la economía de Asia será mayor que la de los EEUU y Europa combinados y reconoce que la era de la pax americana está llegando a su fin. En palabras de un artículo del Financial Times: mejor actuar ahora mientras representan la mitad de la economía mundial y todavía poseen poder para definir estándares globales, pues dentro de cinco años puede ser demasiado tarde.

La autonomía energética estadounidense, que está cerca de ser alcanzada, se debe a la inversión que se ha hecho en la ampliación de la explotación de gas natural y del petróleo extraído de las arenas bituminosas de Canadá, para lo cual está en construcción un oleoducto fuertemente cuestionado por entidades ambientalistas norteamericanas.

En el campo de las intervenciones armadas, el gobierno Obama también trató de alterar su táctica con vistas a contener costos económicos, principalmente reduciendo el uso de tropas regulares. En Afganistán, Irak y otras áreas de tensión, la prioridad ahora viene siendo la reducción de las tropas regulares, al igual que el uso de aviones no tripulados (drones) y fuerzas especiales. Además de los países donde hay intervención directa, existen otros en los cuales los norteamericanos intervienen por medio de sus aliados de la OTAN, como fue en Libia y, recientemente, en Mali, o entonces a través de otros aliados, como es el caso de Turquía, Qatar y Arabia Saudita frente a Siria.

Israel sigue siendo un aliado importante de los EEUU en Medio Oriente y el mayor receptor de ayuda externa. Acaba de realizar elecciones parlamentarias y el resultado mantendrá la política agresiva y colonialista de siempre frente a los palestinos, aunque éstos hayan obtenido en 2012 una victoria diplomática importante que fue el reconocimiento de Palestina como Estado observador en la ONU.

Por otra parte, todavía queda mucha incertidumbre sobre las consecuencias de la llamada “Primavera Árabe”. La injerencia extranjera, sobre todo por medio de Arabia Saudita y Qatar, o bien debeló la posibilidad de transformaciones políticas y sociales, como en Bahréin, o bien favoreció el ascenso del fundamentalismo islámico, como en Túnez y Egipto. En Libia hubo asimismo la interferencia armada directa de potencias occidentales por medio de la OTAN, generando una escalada en la guerra civil entonces en marcha y promoviendo la división del país, un escenario que amenaza con repetirse en Siria, pues los países imperialistas, en particular EEUU y Francia, así como Israel y Arabia Saudita, quieren destruir lo que denominan “Eje Chiita” (Irán, Siria, Hamas y Hezbollah), por representar la oposición más intransigente a las intervenciones extranjeras en Medio Oriente.

En Japón, el Partido Liberal Democrático (PLD), que gobernaba el país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y perdió las elecciones contra los socialdemócratas del Partido Demócrata en 2009, volvió al gobierno en 2012 gracias a la incapacidad de los últimos de lidiar con la crisis, además de no cumplir promesas electorales como, por ejemplo, cerrar la base naval norteamericana en Okinawa, además de actuar mal frente al desastre de la usina Nuclear de Fukushima. Esto significa, económica y socialmente, el retorno de políticas neoliberales ortodoxas, pero también significa la elevación del tono belicista del gobierno japonés, pues el PLD reivindica el derecho de reorganizar las fuerzas armadas que fueron desactivadas tras la Segunda Guerra. Esta retórica se ha amplificado ahora frente a la explosión del tercer artefacto nuclear por parte de Corea del Norte, que se suma al hecho de que este país está cerca de controlar la tecnología de lanzar misiles de larga distancia capaces de cargar ojivas atómicas.

A la vez, hay roces entre Japón y China debido a la disputa por el territorio comprendido por las islas Senkaku (en japonés) o Diaoyu (en chino), lo cual amplía la tensión en Extremo Oriente. China, por su parte, además de enfrentar esta disputa geopolítica, está decidida a fortalecer su mercado interno en detrimento del crecimiento económico con prioridad en las exportaciones, lo cual implicó una desaceleración del crecimiento de su PBI en 2012 a aproximadamente 7%, que aun así es uno de los más altos del mundo. Sin embargo, este cambio estratégico puede alterar la calidad de las relaciones comerciales con América Latina.

En junio de 2012, se realizó en Brasil la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, la “Rio + 20”, que no logró avanzar mucho en el tema debido a la resistencia de los países desarrollados en lo que se refiere a cumplir, principalmente, con sus obligaciones ambientales, pero, aun así, trazó una agenda con perspectivas para los próximos años. En el aspecto de las negociaciones climáticas en la COP 18 realizada en Doha a fines de 2012, hubo avances aun menores, lo cual es preocupante, sobre todo para las regiones más pobres y más amenazadas por los efectos del calentamiento global.

Por último, el hecho coyuntural más reciente y de veras inusitado fue la abdicación del Papa Benedicto XVI, aunque su sustitución no debe traer grandes cambios a los rumbos de la Iglesia Católica, que en los últimos años se ha revelado cada vez más conservadora, además de estar implicada en una serie de escándalos de orden legal y moral. Pero la elección de un papa argentino constituye un elemento que debe ser tenido en cuenta en el análisis de la situación regional.

SITUACIÓN DE AMÉRICA LATINA

La crisis internacional, la contraofensiva de los Estados Unidos y sus aliados, sumadas a nuestras dificultades y debilidades, exigen una reacción rápida, eficaz y conjunta de los partidos, movimientos sociales y gobiernos progresistas y de izquierda, en el sentido de acelerar el proceso de integración regional, neutralizar la operación Arco del Pacífico, ayudar a que tenga éxito el proceso de negociación FARC-Santos, reforzar la institucionalidad política de nuestros gobiernos, además de prestar solidaridad a las fuerzas de izquierda que entablan luchas sociales y participan de procesos electorales.

El Arco del Pacífico

La Alianza del Pacífico fue formalizada en abril de 2011, en Lima, por iniciativa del entonces Presidente Alan García (ya al final de su mandato), supuestamente con el objetivo de profundizar la integración comercial entre Perú, Chile, Colombia y México. El documento de fundación fue firmado en 2012, en Antofagasta, Chile.

La iniciativa tuvo sus orígenes en 2007, con el nombre de Foro del Arco del Pacífico Latinoamericano, que, además de estos cuatro países, incluía además a Costa rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. También en aquel momento la iniciativa partió del gobierno peruano, frente a la crisis de la CAN con la salida de Venezuela y con la visión divergente por parte de los gobiernos de Bolivia y Ecuador, por un lado, y Colombia y Perú, por el otro, acerca del futuro de la CAN.

Las negociaciones para profundizar la integración comercial prosiguieron solo entre Perú, Chile, Colombia y México. En enero del presente año, los presidentes de los cuatro países dijeron en declaración a la prensa que cerrarán un acuerdo arancelario hasta el 31 de marzo de 2013, y que éste alcanzará a, por lo menos, un 90% de los productos (http://www.prensapresidencia.cl/Default.aspx?codigo=11534). Panamá es miembro observador. Recientemente, Japón y Guatemala fueron aceptados con el mismo status. España y Costa Rica han solicitado el ingreso.

Los tres países sudamericanos ya poseen acuerdos de libre comercio con los EEUU. Salvo Colombia (que todavía no está, pero quiere entrar), los otros tres también forman parte de las negociaciones de la Alianza Transpacífica, promovida por los EEUU.

La próxima cumbre de la Alianza del Pacífico debe ocurrir el 24 de mayo, en Cali, Colombia.

El Arco del Pacífico está en sintonía con el proyecto de Obama de creación de un área de reafirmación del poder norteamericano en el Pacífico.

Impactos de la crisis internacional sobre la región.

La recesión europea, el bajo crecimiento norteamericano y la reducción del crecimiento chino tuvieron impactos moderados en la economía latinoamericana, perceptibles principalmente en el comercio de la región, una vez que, según la CEPAL, las exportaciones latinoamericanas se expandieron apenas un 1,6% en 2012, contra un índice del 23,9% en 2011. De igual manera, la estimativa de crecimiento promedio del PBI del continente en 2012 será del 3,6%, contra el 4,3% de 2011. No obstante, el desempleo cayó, sobre todo entre las mujeres, y los salarios aumentaron, aunque los empleos generados son en su mayoría de baja calidad y hay incertidumbre sobre el comportamiento de la economía en 2013, en función de la continuidad de la crisis y las medidas proteccionistas adoptadas por los países desarrollados.

Si prosigue la devaluación de las monedas de los países desarrollados y, consecuentemente,  aumenta la presión por la valorización monetaria de América Latina y sus efectos perjudiciales a las exportaciones del continente, resultará fundamental adoptar medidas más eficaces para proteger la economía de la región. Hay señales inquietantes de desindustrialización de países de la región o de transformaciones importantes en su base industrial, pues la reducción de los mercados consumidores en los países desarrollados en función de la crisis dificulta el desempeño de los productores latinoamericanos, y las empresas que tienen origen en el hemisferio norte están viniendo a competir agresivamente por espacio en el mercado de América Latina.

Debe decirse, empero, que el crecimiento de los niveles de empleo, fruto sobre todo del fortalecimiento de los mercados internos en nuestro continente, de la implementación de relevantes políticas sociales y de fortalecimiento del papel del Estado, ha preservado una política alternativa al neoliberalismo en varios países de América Latina por más de una década y con apoyo de la mayoría de la población, como demuestran los resultados de las recientes elecciones presidenciales en Venezuela y Ecuador, que mantuvieron a Hugo Chávez y Rafael Correa en la presidencia de estos países.

Lo cierto es que las victorias electorales de la derecha, hasta este momento, han ocurrido en países cuyos gobiernos no forman parte de la ola iniciada en 1998. En los casos de Paraguay y Honduras, la derecha se utilizó de golpes para regresar al gobierno.

Paraguay

El golpe de Estado parlamentario del 22 de junio del 2012 tuvo entre sus objetivos el de reponer en la política paraguaya la hegemonía del bipartidismo conservador (Colorado x Liberal) que dominó casi toda la historia del país desde finales del s. XIX y fue interrumpida por la elección de Lugo en el 2008 (un candidato independiente y progresista, aunque ganó con apoyo del Partido Liberal). En el terreno político-electoral, aparentemente se va consiguiendo ese objetivo: todas las encuestas registran que el empresario Horacio Cartes (P. Colorado) y Efrain Alegre (P. Liberal), en ese orden, estarían al frente.

Es más, el carácter conservador del bipartidismo vuelve reforzado por las características de los dos candidatos. Cartes es un empresario que recientemente ingresó al P. Colorado para candidatearse a la presidencia. Tiene un perfil programático conservador, desde los temas agrarios hasta los de género. Afirmó que su referencia internacional es el chileno Sebastián Piñera. Y está bajo sospecha de actividades ilícitas en varios ámbitos. Alegre es un político de perfil programático neoliberal. Se anunciaba que su candidato a vicepresidente (Rafael Filizzola, de origen socialdemócrata, que, como Alegre, también fue ministro del gobierno Lugo en 2008-11) fuera el componente progresista, pero no ha resultado así.

El golpe de Estado tuvo como consecuencia el aislamiento internacional del gobierno que se instaló con Federico Franco (Liberal, hasta entonces vice de Lugo) ya que los países del Mercosur y UNASUR aplicaron las cláusulas democráticas que constan en esos organismos para suspender la participación del Paraguay. De inmediato, todas las fuerzas conservadoras paraguayas (sociales y político-partidarias) organizaron una reacción de tipo (pseudo) nacionalista contra el intervencionismo (según ellos “bolivariano”) en asuntos internos del país. No se trataba de ninguna manera siquiera de algún auténtico nacionalismo de derecha, ya que al mismo tiempo el nuevo gobierno hacía amplias concesiones a empresas multinacionales en temas que estaban parados por el gobierno Lugo.

Los gobiernos de Argentina, Brasil y Uruguay consideraron que con la suspensión del Paraguay del Mercosur estaba abierta la puerta para el ingreso de Venezuela y lo concretaron. El Senado paraguayo no había tratado aún el tema. Entonces, después del ingreso de Venezuela, los partidos que promovieron el golpe votaron en el Senado también en bloque por el rechazo del ingreso de ese país. Era un intento de generar una “traba” más para la normalización de la relación de Paraguay con sus vecinos, al mismo tiempo que anunciaban su intención de promover la salida del Mercosur para adherir al “Arco del Pacífico” (Chile, Perú, Colombia y México).  

El primer candidato conservador a cambiar de postura fue Cartes, que desde finales del año pasado comenzó a afirmar públicamente que, por motivos pragmáticos, no nos podemos pelear con el Mercosur (de esos países dependen la mayor parte de los puestos de trabajo en el Paraguay).  Al mismo tiempo se verificó un movimiento de la cancillería chilena buscando la aproximación de sectores conservadores paraguayos a la tesis de que hay que arreglar el tema del ingreso de  Venezuela en el Mercosur etc.  Eso se obtendría con una nueva votación en el Senado, probablemente al asumir la nueva legislatura el próximo 1º de julio y antes que asuma el próximo presidente el 15 de agosto. Hoy día, los dos principales candidatos conservadores ya apuntan públicamente hacia el objetivo de retornar al Mercosur y buscan afanosamente contactos al más alto nivel en Brasil y Argentina para realizar esa negociación.

Las izquierdas frente a las elecciones

Hay inscriptas cuatro candidaturas presidenciales representativas del progresismo y las izquierdas paraguayas:

i) Aníbal Carrillo, médico, del Partido Popular Tekojojá (PPT), por la Concertación Frente Guasú (CFG), también integrada por el Partido Comunista Paraguayo (PCP), el Partido Convergencia Popular Socialista (PCPS), el Partido País Solidario (PPS, miembro de la Internacional Socialista), los cuatro son miembros del Foro de São Paulo. Además son parte de la concertación otros como el Partido del Movimiento Popular Patriótico y el Partido de Participación Ciudadana. Su principal referente es el presidente Fernando Lugo, que encabeza la lista nacional de senadores del FG.

ii) Mario Ferreiro, comunicador, independiente, por la Concertación Avanza País (CAP). Integran la misma el Partido Movimiento al Socialismo (PMAS, miembro del Foro de São Paulo), el Partido Revolucionario Febrerista (miembro de la Internacional Socialista), el Partido Demócrata Cristiano (miembro de la  coordinación DC de AL), el Movimiento 20 de Abril, entre otros. Mario Ferreiro es su principal referente, por ser ampliamente conocido por su trayectoria como comunicador.

iii) Lilian Soto, médica con formación en administración pública, por el Movimiento Kuña Pyrenda (MKP, Plataforma de Mujeres, en guaraní). Movimiento formado con vistas a la elección que reagrupó a mujeres de diversas experiencias político-partidarias progresistas y de izquierda en una corriente que busca incluir en la agenda país los temas prioritarios de las mujeres y dar visibilidad política a las dirigentes mujeres en un contexto de una izquierda aún dominada por una cultura machista.

iv) Coco Arce, periodista, del Partido de los Trabajadores (un partido hermano del PSTU brasilero, miembro de la organización internacional LIT).

Las dos candidaturas con vocación a mayor cantidad de votos son las de Ferreiro y Carrillo.

Hay encuestas que muestran que Ferreiro tiene más votos que Carrillo (8% a 3%), pero que cuando se trata de la lista de senadores Lugo tiene más votos (en algunas llega a 15%) que la presentada por Ferreiro (encabezada por su hermano, Adolfo, que tendría sus 3%).

Cada concertación considera representar un proyecto de construcción diferente para el progresismo y la izquierda paraguaya, lo que para sus dirigentes explicaría por qué no pudieron llegar a una táctica electoral.

Hasta ahora discutimos intenciones de voto, pero en el sistema electoral paraguayo que está totalmente controlado por los dos partidos tradicionales, el fraude no debe ser descartado.

Además, como la distribución de los cargos parlamentarios se define por el sistema D´Hont que favorece a las listas más votadas, nuevamente, como en 2008, la división entre listas de izquierda que compiten entre sí favorecerá a los dos partidos tradicionales conservadores. Además de las tres coaliciones progresistas antes citadas, un sector de Liberales progresistas (Laíno) rompió con el partido y lanzó candidaturas parlamentarias formando la Unión Democrática por la Victoria (UDV). Por lo que, a nivel parlamentario, son 4 las listas progresistas.

Hay dos aspectos más a resaltar:

i) ninguna de las agrupaciones tiene gente suficiente para cubrir con fiscales todas las mesas electorales en el país (más de 15 mil mesas). Es decir, en muchos casos las actas serán firmadas apenas por apoderados y fiscales de los partidos Colorado y Liberal. Ahí se pueden perder muchos votos que aparecen en las actuales intenciones expresadas por el electorado.

ii) la posibilidad de un trabajo conjunto, mancomunado entre las concertaciones progresistas para el control de las mesas, se ha alcanzado hasta ahora apenas en algún departamento del país.

El jefe de la misión enviada por la OEA, el ex-presidente costarricense Oscar Arias afirmó cínicamente que “las elecciones del 2013 serán tan democráticas como las del 2008”... El problema es que en el 2008 la candidatura de Lugo contaba con el apoyo de uno de los partidos tradicionales (el Liberal), lo que contuvo, en parte, el fraude.

Honduras

El 18 de noviembre de 2012, Honduras realizó elecciones primarias para elegir a todos los candidatos de las próximas elecciones de noviembre de 2013 (Presidente, diputados en el Parlacen, diputados nacionales, alcaldes y vicealcaldes).

Tres partidos se inscribieron en las primarias: Partido Liberal (con tres corrientes internas), Partido Nacional (con ocho movimientos internos) y Partido Libertad y Refundación – LIBRE.

El LIBRE, que presentó la candidatura única de Xiomara Castro, agrupa 5 movimientos internos: Movimiento Pueblo Organizado en Resistencia; Movimiento Fuerza de Refundación Popular; Movimiento Resistencia Popular; Movimiento 28 de Junio; Movimiento 5 de Julio.

2,4 millones de electores votaron en las primarias (número mayor que en las elecciones de 2009).

Como candidata única del LIBRE, Xiomara Castro tuvo el mayor número de votos entre todos los demás candidatos. Obtuvo 563.162 votos de los 594.531 registrados en el partido.

En el Partido Liberal, el vencedor de las primarias fue Mauricio Villeda (con 322.627 votos de los 719.583 totalizados por el Partido).

En el Partido Nacional, el vencedor fue Juan Orlando Hernández Alvarado, actual presidente del Parlamento, mismo partido de Porfirio Lobo (con 446.230 de los 1.144.444 de votos).

Xiomara lidera las encuestas (realizadas en enero) para las elecciones que serán el día 30 de noviembre de 2013. En la encuesta de la empresa Le Vote:
Xiomara – 29,80%
Salvador Nasralla (presentador de TV, Partido Anti Corrupción) – 27,66%
Juan Orlando Hernández (P. Nacional) – 26,06%
Mauricio Villeda (P. Liberal) – 16,49%

En la encuesta de Cid-Gallup:

Xiomara – 25%
Hernández – 23%
Nasralla – 18%
Villeda – 16%

Además de estos candidatos, a fines de enero el militar golpista Romeo Vásquez Velásquez, jefe de las Fuerzas Armadas hondureñas de 2005 a 2010, lanzó su candidatura a presidente, por el recién creado Partido Alianza Patriótica Hondureña.

En octubre de 2011, la Suprema Corte de Honduras falló por la suspensión definitiva del proceso contra ex miembros de las Fuerzas Armadas del país acusados por los crímenes de abuso de autoridad y expatriación de Zelaya, entre los cuales Vásquez.

Chile

La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile ocurrirá el 17 de noviembre y la segunda vuelta será el 15 de diciembre.

En noviembre del año pasado entró en vigencia la ley de las primarias, que permite a los partidos o coaliciones con más de un candidato realizar consultas abiertas a todo el electorado.

La ex Presidenta Michelle Bachelet, que todavía no ha oficializado su candidatura, aparece en las encuestas como favorita, tanto en las primarias de la Concertación como en las elecciones propiamente dichas. Todo lleva a creer que será la candidata.

Los presidentes de los partidos de la Concertación han acordado la fecha de las primarias para el 16 de junio. Por el Partido Demócrata Cristiano, Claudio Orrego (Alcalde de Peñalolén), que venció las internas del partido, debe ser uno de los precandidatos. Además de él, se postulan: José Antonio Gómez, Senador y presidente del Partido Radical Social Demócrata (PRSD) y Andrés Velasco Brañes, ex ministro de hacienda de Bachelet, durante todo su mandato.

La coalición de Piñera tiene dos candidatos: Laurence Golborne (probablemente será el elegido), ex ministro de minas y energía y ex ministro de obras públicas de Piñera, que cobró visibilidad durante el rescate de los mineros; y Andrés Allamand, ex ministro de defensa.

El Partido Comunista viene haciendo un llamado para que la oposición presente una candidatura única. El llamado incluye el apoyo a una lista parlamentaria única, a fin de superar el bipartidismo generado por el voto distrital. Es posible que se realicen en junio unas primarias amplias de la actual oposición, en las que  se elijan sus candidatos a Presidente, Diputados y Senadores.

Según las informaciones de que disponemos, el Partido Progresistas, de Marco Enríquez-Ominami (nuevamente candidato a Presidente), y el Movimiento Amplio Social, de Alejandro Navarro, se oponen a que la participación de partidos en el “pacto parlamentario” esté condicionada al apoyo anticipado al candidato/a presidencial que gane las primarias, sea quien fuere.

Bachelet lidera holgadamente todas las encuestas de intención de voto (tiene entre 43% y 49%). Encuestas publicadas en enero indican el siguiente resultado:

CERC:
Bachelet: 43%
Golborne: 12%
Allamand: 4%
Ominami: 2%
Andrés Velasco: 1%

El Salvador

Las elecciones están previstas para el 2 de febrero de 2014, con segunda vuelta el 9 de marzo y asunción el 1º de junio de 2014.

El Parlamento ha aprobado el voto de los salvadoreños en el exterior y, el año que viene, los casi 3 millones que viven fuera del país, la mayoría en los EEUU, podrán votar (el número final dependerá de un censo).

Candidatos hasta este momento:

FMLN: Salvador Sánchez Ceren
Arena: Norman Quijano (actual alcalde de San Salvador)
Gana: Elías Antonio Saca (ex presidente entre 2004 y 2009)

Última encuesta CID-Gallup (4 a 7 de marzo) señala que el 75% del electorado tiene una imagen positiva del presidente Mauricio Funes. La empresa destaca que este nivel de aprobación a esta altura del mandato es el más alto obtenido por un presidente.

TEMAS QUE DEBEN SER DESARROLADOS EN LA SEGUNDA VERSIÓN

1. La situación política y económica de distintos países, entre los cuales Argentina, Brasil, Perú y México;

2. Las negociaciones FARC-gobierno Santos;

3. El tema de los medios de comunicación

4. El tema del colonialismo, incluso Puerto Rico y Malvinas.

5. La defensa de Cuba, las reformas, los 5 héroes

6.El Plan de trabajo del Foro para 2013-2014




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