Saludo al Congreso del Partido
Comunista Francés
(para lectura en el 8 de febrero)
Agradezco, en nombre del Foro de São
Paulo, la invitación para hablar a los delegados y delegadas al Congreso del
Partido Comunista Francés.
Voy a aprovechar esta oportunidad para
compartir con ustedes algunas opiniones y resoluciones que adoptamos en la
reciente reunión que hicimos en enero de 2013, en Quito.
El primero que se destacó fue que la
crisis internacional sigue. Aunque con diferencias de impacto de región a
región, de país a país, de sector económico a sector económico, de capa social
a capa social, la verdad es que la crisis sigue y es alrededor de ella, de sus
efectos y de la busca de soluciones que se organiza la lucha entre Estados y
clases sociales en escala nacional y global.
La crisis internacional sigue en parte
por los determinantes estructurales del capitalismo en esta etapa de
imperialismo financiero; en parte porque las capas dominantes en Estados Unidos
y Europa siguen comprometidas con políticas de tipo neoliberal, de austeridad a
ultranza, de explotación contra sus poblaciones, de saqueo y guerra contra las
denominadas periferias del mundo, y también de enfrentamiento contra los
países, chicos o grandes, que se proponen a construir alternativas al
neoliberalismo, al imperialismo, a las fuerzas aún hegemónicas en el planeta; y
también en parte porque todavía no se constituyeron, por lo menos en la escala
necesaria, fuerzas de cambio capaces de superar la crisis en beneficio de otro
tipo de sociedad.
La continuidad de la crisis, la postura
de las capas dominantes y la debilidad relativa de las fuerzas progresistas y
de izquierda indican que seguiremos viviendo en un periodo de inestabilidad
global, marcada por crisis económicas, por grandes conflictos sociales, por
cada vez más peligrosas guerras. No se puede prever cuanto tiempo durará esta
inestabilidad, ni se puede saber cuales tendencias prevalecerán en mediano
plazo, ya que ello depende de la lucha que se está labrando hoy entre las
clases sociales en cada país y entre los Estados en escala regional y global.
Es en este contexto que analizamos la
situación de Estados Unidos.
Estados Unidos sufre un doble problema:
por una parte, un deterioro de su hegemonía mundial; por otra parte, un
agotamiento relativo de su estructura productiva. Los dos procesos, por
supuesto, están vinculados. Enfrentar exitosamente los dos, desde el punto de
vista das capas dominantes, reestructurando la economía de los EUA y
recuperando su rol hegemónico en el ámbito mundial, implica entre otras cosas un
alto grado de unidad de la clase dominante estadounidense, que solo tiende a
ocurrir en un ambiente de agudo conflicto militar internacional y/o de colapso
interno.
En lo que toca al primero, EUA no están
hoy en condiciones geopolíticas y económicas de trabar un conflicto que tenga
los efectos colaterales benéficos que tuvo la Segunda Guerra para
su economía. En lo que toca al segundo punto, no hay colapso, sino un
importante deterioro, que por su parte genera un ambiente interno de malestar,
que constituye el telón de fondo de la confrontación política y social entre
las fuerzas políticas estadounidenses, estimulando la postura de tensión permanente
en escala global, proclive a solucionar todos los conflictos por medios
militares.
Para complicar la situación, una de sus
consecuencias es el impasse político y cierto equilibrio entre los partidos
Republicano y Demócrata. Por todo esto que decimos, nuestra expectativa es que
el segundo mandato de Obama sea, en la mejor hipótesis, similar al primero. Lo
que no constituye una buena noticia, ni para el mundo, ni para América Latina,
ni por el lado de la economía, ni por el lado de la política.
Consideramos que el conflicto entre EUA
y sus aliados versus los BRICS es una de las expresiones de un proceso de larga
duración, a saber, el desplazamiento geopolítico del centro dinámico del mundo
en dirección a Asia.
La competencia entre los denominados
BRICS y el bloque liderado por Estados Unidos se refleja en distintas regiones,
como África pero también América Latina, lanzando muchos desafíos para América
Latina y el Caribe, que no pretende sustituir la hegemonía de Estados Unidos
por otra, venga donde venga.
El denominado Arco del Pacífico,
iniciativa estimulada por Estados Unidos para quebrantar los esfuerzos de
integración autónomos como UNASUR y MERCOSUR, también hace parte de los cambios
de la política estratégica de EUA, en el sentido de concentrar esfuerzos en Asia.
En cuanto a Europa, lo que asistimos es
el compromiso de las capas dominantes europeas con las políticas de austeridad
a ultranza, con el desmonte del denominado estado de bienestar social y con la reafirmación
de la Europa
de los negocios, por sobre la
Europa democrática.
Esta opción conduce a un proceso de
centralización antidemocrática y antipopular, que provoca reacciones diversas,
desde el crecimiento simultáneo de la izquierda y de la ultraderecha (como en
Grecia), pasando por cuestionamientos a la unidad nacional (como en España),
estímulo al militarismo (como se vio en diversas acciones de Italia y Francia
en los meses recientes), amenazas de ruptura con la Unión Europea (como
hace el gobierno inglés) etc.
En cuanto a Alemania, no tenemos
expectativa de que las elecciones de este ano cambien las posiciones del
gobierno alemán, no solamente porque las encuestas de hoy favorezcan a Merkel,
sino por que la política de Merkel hegemoniza gran parte de la sociedad alemana.
En cuanto a la socialdemocracia europea,
tanto donde está en la oposición, como en Alemania, como donde está en el gobierno,
como en Francia, nuestra evaluación es que no consigue proponer ni llevar a
cabo un programa realmente alternativo.
Por otra parte, con excepciones
importantes (como en Grecia), la izquierda europea aún no ha logrado convertirse
en alternativa de gobierno. Lo que lanza sombras pesimistas sobre la capacidad
de Europa para salir de la crisis, por la izquierda, por lo menos en el corto plazo.
En este punto es importante registrar
los exitos y dar continuidad al trabajo conjunto entre el Partido de la Izquierda Europea
y el Foro de São Paulo.
El Foro de São Paulo sigue con atención
la situación en el Norte de África, Medio Oriente y cercanías. Como en otros
períodos de la historia, esta región concentra conflictos y contradicciones,
que de por sí ya son trágicas para sus pueblos, pero que hoy pueden evolucionar
de manera aún más terrible para toda la humanidad.
Algunas situaciones son más urgentes.
Las elecciones en Israel, ocurridas poco después de la reunión del GT, reafirmaron
que en el gobierno seguirán los que de hecho se oponen a solución de los dos
Estados y, además, defienden medidas antidemocráticas, racistas y militaristas.
Esto constituye una amenaza más, no solamente para los palestinos y para Irán,
sino para la paz mundial.
Los conflictos en Siria y Malí, por su parte,
confirman que está en curso un proceso de desestabilización de la región, que
tiene como propósito facilitar y buscar legitimar la presencia de potencias
europeas y de Estados Unidos, bajo los pretextos de combate al terrorismo o de
la hipócrita responsabilidad de proteger.
De manera general, el Foro de São Paulo
entiende que es necesario hacer llegar a los partidos socialdemócratas europeos
nuestra evaluación crítica acerca de su accionar frente a la crisis actual,
frente a las políticas neoliberales, frente al tema de los migrantes y, en este
momento particular, frente a las actitudes de tipo colonial existentes en
Europa acerca de situaciones como las de Libia, Siria, Malí e Irán.
Además, esperamos que las izquierdas europeas
asuman una firme postura antiimperialista y anticolonialista, no cediendo a los
discursos sobre la responsabilidad de proteger o similares.
Así como esperamos una actitud firme de
apoyo a la lucha anticolonial en América Latina y el Caribe, sea en el caso de
Malvinas, de Puerto Rico o de las denominadas posesiones de ultramar de Holanda
y Francia, entre otras.
La mirada del Foro de São Paulo sobre
la situación mundial constituyó el punto de partida de la evaluación de los
logros, desafíos, debilidades y contradicciones del proceso de integración
regional latinoamericano y caribeño, donde resaltamos la importancia de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños –CELAC y de la Unasur.
Por supuesto, la integracion se apoya
en la fortaleza de nuestros movimientos sociales, partidos y gobiernos, como es
el caso de Uruguay y Cuba, Nicaragua y Bolivia, Argentina y Brasil, El Salvador
y Ecuador etc.
Esperamos que las izquierdas europeas
nos ayuden a divulgar más los logros de los gobiernos progresistas y de
izquierda. Sabemos que todos estos gobiernos están colocados frente a la necesidad
de profundizar los cambios. Pero lo que se hizo hasta ahora, en términos de integración
regional, soberanía nacional, igualdad social y democratización política es muy
importante.
Esperamos, también, que la izquierda
europea reafirme su solidaridad con el pueblo y el gobierno de Cuba, en
especial su lucha contra el bloqueo y a favor de la libertad de los cinco
héroes.
Esperamos, asimismo, solidariedad con
el pueblo y el gobierno de Venezuela, así como el apoyo a la reelección de
Rafael Correa, el próximo 17 de febrero.
Además de Ecuador, en 2013 y 2014 van a
ocurrir procesos electorales presidenciales en Paraguay, Chile, El Salvador y
Honduras.
En el caso del Paraguay, con elecciones
el 21 de abril, es importante que las izquierdas europeas apoyen los esfuerzos unitarios
de la izquierda guaraní, que tiene que vencer o por lo menos polarizar la pelea
electoral del 21 de abril.
Para los golpistas, es sumamente útil
que no se construya la unidad y que la izquierda no quede entre los dos
primeros lugares. Hay que pedir la atención de ustedes para la situación de los
campesinos presos y el falso del juicio que les están haciendo, además de su
huelga de hambre. Debemos demandar respeto a los derechos humanos y políticos
de la población paraguaya, así como a su derecho a la libre manifestación.
Hay dos países donde el actual control
del gobierno nacional por parte de la derecha constituye un limitador estratégico
para el proceso pleno de integración regional.
Uno es México, otro es Colombia. La
integración solo será plenamente latinoamericana y caribeña cuando México esté
gobernado por la izquierda. Y la integración sudamericana será mucho más sólida
cuando Colombia esté gobernada por la izquierda.
En el caso específico de Colombia, esperamos
que las izquierdas europeas den fuerte apoyo al proceso de negociación
FARC-Santos. Se trata no solo de viabilizar la paz, sino también evitar que la
política colombiana siga polarizada entre santistas y uribistas.
Entendemos que, en el actual contexto
internacional, la
América Latina y Caribeña sigue ofreciendo mejores
condiciones para sacar la lucha por el socialismo de la situación de defensiva
estratégica.
Sabemos que la profundización de los
cambios y la aceleración de la integración regional serán más fáciles si tenemos
éxito en la construcción de una cultura de masas, democrática, popular, de
izquierda, en pro de la integración y de un nuevo modelo de desarrollo.
Lo que, a su vez, tiene como uno de sus
presupuestos el fortalecimiento de las organizaciones de la izquierda política
y social en América Latina y el Caribe, con destaque para la mejora de las
condiciones de funcionamiento del Foro de São Paulo.
Nuestra experiencia, desde que creamos
el Foro de São Paulo en 1990, es que fortalecer y perfeccionar el Foro de São
Paulo es el equivalente partidario de la profundización de la integración
regional: no resuelve todos los problemas estratégicos/político-organizativos
existentes en la región y/o en cada país, pero crea el ambiente en el cual
mejor podemos resolver estos problemas.
Todos los partidos del Foro consideran
que la integración es fundamental, estratégica, sea como protección contra la
injerencia externa en general y los impactos de la actual crisis internacional
en particular, sea para hacer un mejor uso del potencial regional; y también
como "paraguas" para los diversos proyectos estratégicos que los
partidos del Foro persiguen.
De los que defienden el socialismo a
los que abogan por un nuevo modelo de desarrollo capitalista, todos reconocen
que la integración es un factor clave para limitar el alcance y la injerencia
de la alianza conservadora entre los oligarcas locales y sus aliados
metropolitanos.
Ahora permítanme hablar no más como secretario
ejecutivo del Foro de São Paulo, sino como miembro de la dirección nacional del
Partido dos Trabalhadores.
Nos parece que las izquierdas en todo
el mundo -y en Latinoamérica y el Caribe no es distinto-, tenemos un déficit
teórico, que retrasa y distorsiona la ejecución de nuestros objetivos.
Este déficit teórico abarca la propia integración
regional, el balance de más de una década de gobiernos progresistas y de
izquierda, así como otros tres temas: el análisis del capitalismo del siglo
XXI, pues muchos aún están operando con una interpretación sobre el capitalismo
que corresponde al siglo XX, el balance de las experiencias socialistas,
socialdemócratas y nacional-desarrollistas del siglo XX, pues muchos repiten algunos
de los errores y desconsideran algunos de los éxitos y enseñanzas de aquellas
experiencias; y la estrategia, pues en el imaginario de gran parte de la
izquierda latinoamericana el Che todavía suplanta a Allende, a pesar de que por
lo menos hoy estamos todos involucrados en una experiencia que tiene más que
aprender con Allende que con el Che.
Por supuesto, cuando hablamos de
déficit teórico, no estamos diciendo que existe "poca producción
intelectual", sino que nos referimos a la debilidad de esta producción.
En el caso específico del Brasil, las
causas de esta debilidad son al menos tres.
En primer lugar, la pérdida del status
de la "clase media tradicional" presiona a partes de este sector
social a tener posturas muy conservadoras, inclusive proclives al fascismo, al
mismo tiempo que impulsa otros sectores hacia posturas izquierdistas. Y como la
clase media es la base social de gran parte de la intelectualidad, inclusive de
la izquierda, ello afecta la producción teórica.
En segundo lugar, hay el impacto e
influencia del neoliberalismo y de la triple crisis (del socialismo soviético,
de la socialdemocracia y del nacional-desarrollismo) en el campo de la cultura,
de la educación y de la comunicación social.
Este impacto e influencia afectan a los
mecanismos de formación y promoción de la intelectualidad, y no favorecen al
pensamiento de izquierda.
La influencia neoliberal en la cultura,
educación y comunicación impide la formación de un pensamiento de masas basado
en los valores de la izquierda: no habrá una cultura popular, con decenas y
decenas de millones en favor de la soberanía con integración, de la democracia,
de la igualdad social y de un desarrollo de nuevo tipo, a menos que tengamos
una industria cultural, una educación pública y una comunicación de masas de
nuevo tipo.
Sin estos cambios, vamos a seguir
cosechando lo que se registró en una reciente encuesta que señaló al Partido
dos Trabalhadores, del Brasil, como el partido más querido (24% versus 6% del centrista
Partido del Movimiento Democrático Brasileño y 5% del derechista Partido de la Social Democracia
Brasileña), pero en el contexto de una reducción en el número de personas que
declaran tener alguna preferencia partidaria (hemos caído del 61% en 1988 al
44% en 2012).
En tercer lugar, hay en las izquierdas
brasileñas diferencias políticas sobre cómo articular nuestras dos grandes
tareas: la superación de la hegemonía neoliberal y la realización de reformas
estructurales que van más allá del desarrollismo conservador.
Estas diferencias políticas generan dos
posturas simétricamente incorrectas: o un gobiernismo exacerbado, que solo
tiene ojos para lo que es "posible hacer" aquí y ahora, atacando a
cualquier postura crítica; o un izquierdismo también exacerbado, que solo tiene
ojos para el objetivo final, sin tener en cuenta cualquier análisis realista de
la correlación de fuerzas.
En algún sentido, el gobiernismo y el
izquierdismo expresan un mismo fenómeno: la división entre teoría y práctica,
entre objetivos finales y medios políticos, entre estrategia y táctica.
Para superar esta situación,
necesitamos de una fuerte conexión entre teoría y política. Especialmente
ahora, cuando hemos alcanzado un éxito parcial, pero cuando también nos damos
cuenta que para seguir adelante hay que cambiar aspectos importantes de la
estrategia que adoptamos hasta ahora.
Necesitamos tornar hegemónico nuestro campo
de ideas, cuyo núcleo duro es formado por la prioridad a lo social, la
ampliación de las libertades democráticas, la afirmación del papel del Estado,
la combinación entre soberanía nacional e integración regional. Por supuesto,
este campo de las ideas comprende una gama de posiciones que van de los "progresistas"
hasta los socialistas revolucionarios. Y esto es positivo: una de las experiencias
del Foro de São Paulo es que no se debe temer la diversidad, incluso
ideológica, dentro de las izquierdas.
Para finalizar, quero decir que la
coyuntura mundial y latinoamericana exige más velocidad de nuestra parte, si
quisermos pasar del énfasis a la superación del neoliberalismo al énfasis en
las reformas estructurales. Más velocidad en la integración, más velocidad en
los cambios donde gobernamos, más eficácia donde somos oposición y, en general,
más unidad de las izquierdas latinoamericanas y caribenas. Y, como es obvio, mas diálogo y cooperacion entre el Foro de São Paulo y las izquierdas de Oceania, Ásia, África, Estados Unidos y Europa.
Invito a ustedes a proseguir la
discusión sobre estos temas, durante el XIX Encuentro del Foro de São Paulo,
que tendrá lugar en Brasil, en la ciudad de São Paulo, del 31 de julio al 4 de
agosto de 2013.
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