8 de mayo de 2013
Programación tentativa
Recordamos inicialmente que el Documento Base es una contribución al debate
preparatorio del XIX Encuentro del Foro de São Paulo.
Por eso, es importante recordar cual es la programación tentativa del XIX
Encuentro, pues así podremos tener en cuenta en que medida el Documento Base
cumple su tarea o tiene vacíos que deben ser llenados. En ese orden, la Declaración de La Habana aprobada en la reunión del Grupo de Trabajo
celebrada en Cuba, entre el 29 y 30 de abril de 2013, ofrece aportes
sustantivos.
El XIX Encuentro es precedido por la II Escuela de formación política
del Foro de São Paulo, que
abordará los siguientes temas: La integración en la historia de Nuestra
América; La integración desde el punto de vista de Estados Unidos, Europa y
Asia; La cuestión migratoria y los procesos de integración; Análisis de los
diferentes instrumentos e instituciones del proceso de integración: CELAC,
UNASUR, ALBA, MERCOSUR, Pacto Andino, SICA, Parlamentos etc.; La crisis actual
del capitalismo, los nuevos acuerdos y procesos de integración en otras
regiones del mundo y la integración latinoamericana; Los desafíos presente y
futuros de la integración.
En vísperas del XIX Encuentro, por invitación del Partido dos Trabalhadores
de Brasil, se realizará una reunión entre los partidos miembros del Foro de São
Paulo que gobiernan o integran el gobierno de los países del MERCOSUR, tanto con
los miembros plenos como con los asociados. El objetivo es discutir sobre las
medidas concretas que pueden ser tomadas para acelerar el proceso de
integración en este ámbito.
Ya como parte del XIX Encuentro, tendremos cinco encuentros sectoriales:
*el V Encuentro de
Juventudes del Foro de São Paulo, con énfasis en los siguientes temas: La juventud en defensa de los
proyectos de gobierno de partidos miembros del Foro de São Paulo; La
integración latinoamericana y el proyecto de desarrollo regional y la nueva generación;
Las políticas públicas de juventud para el desarrollo de América Latina y el
Caribe;
*el II Encuentro de Mujeres del
Foro de São Paulo, con énfasis en los siguientes temas: El impacto de la
crisis en la vida de las mujeres; Las mujeres y la integración regional de América
Latina y el Caribe - el fortalecimiento de las luchas sociales desde el punto
de vista de las mujeres; Participación política de las mujeres - sub
representación de las mujeres en los espacios de poder;
*el I Encuentro de Afro
Descendientes del Foro de São Paulo, con énfasis en
los siguientes temas: El papel de los negros y negras de los partidos del Foro
de São Paulo; Experiencias de los gobiernos de América Latina y el Caribe en
las políticas de promoción de igualdad racial;
*el Encuentro de Parlamentarios
de los partidos del Foro de São Paulo, teniendo como objetivo principal
articular nuestra intervención en los parlamentos regionales;
*el Encuentro de Autoridades
Locales y Subnacionales de los
partidos del FSP.
También como parte del XIX Encuentro, tendremos 7 seminarios: a) África y América Latina; b) BRICS y América Latina; c) Oriente Medio y África del Norte; d) Estados Unidos; e) Europa; f) el III Seminario
de balance de los gobiernos progresistas y de izquierda; g) La contribución de Hugo Chávez para el proceso
de cambio en América Latina y el Caribe.
La programación incluye 21 talleres temáticos: a) Políticas de
salud mental y drogas; b) Lucha por
la democracia en la Internet
y en las redes sociales; c) Lucha
por la paz y contra el militarismo; d) Movimientos
sociales y participación popular; e) Políticas
sociales; f) Procesos electorales;
g) Pueblos originarios; h) Recursos naturales; i) Seguridad y soberanía agroalimentarias;
j) Trabajadores de arte y cultura;
k) Unión e integración latinoamericana y
caribeña; l) Colonialismo y
autodeterminación; m) Defensa;
n) Democratización de la información y
la comunicación; o) Desarrollo económico;
p) Estado, democracia y participación
popular; q) Medio ambiente y cambio
climático; r) Migraciones; s) Movimiento LGBT; t) Movimientos sindicales; u) Seguridad y narcotráfico.
Inicialmente tendremos las reuniones del Grupo de Trabajo, de las Secretarías
regionales, la reunión de la
Comisión de Fundaciones y Escuelas o Centros de
Capacitación, las plenarias del XIX Encuentro y el acto inaugural.
Todas estas actividades tendrán como eje temático profundizar los cambios y acelerar la
integración regional.
Presentación del documento base
El XIX Encuentro del Foro de São Paulo se reunirá entre los días 31 de
julio y 4 de agosto de 2013, en la ciudad de São Paulo.
Fue convocado con dos objetivos fundamentales: hacer un amplio
diagnóstico de la situación internacional y aprobar un plan de acción
regional, teniendo como objetivos centrales profundizar
los cambios y acelerar la integración regional.
El XIX Encuentro será dedicado a Hugo Chávez y tiene entre sus actividades
un análisis de su contribución para el proceso de cambio en América Latina y el
Caribe, destacando sus compromisos con la democracia y la movilización popular,
el internacionalismo militante y antiimperialista, su visión acerca de la
historia de nuestra región y el socialismo.
El diagnóstico de la situación internacional empieza con lo que ya decíamos
en el XVIII Encuentro del Foro (Caracas, 2012): vivimos en una situación
internacional caracterizada por una profunda crisis del capitalismo,
por el deterioro de la hegemonía
de Estados Unidos y el
surgimiento
de nuevos centros de poder.
Es una situación internacional de inestabilidad
sistémica, marcada por profundos
conflictos sociales, agudas crisis políticas y conflictos militares cada vez
más peligrosos.
América Latina y el Caribe hacen parte de este mundo en crisis y sufren los
efectos de esta situación. Pero también somos una región en que, desde fines del
siglo XX, inicio del siglo XXI, está en curso un proceso de cambios que ofrece
esperanzas y alternativas para este mundo en crisis.
En este contexto, las izquierdas latinoamericanas y caribeñas que nos
reunimos en el Foro de São Paulo, nuestros partidos, los gobiernos que
dirigimos o participamos, los movimientos sociales en que actuamos, nuestros
pensadores y artistas, tenemos por delante retos de inmensa trascendencia
histórica.
Retos que empiezan por un diagnóstico acertado de la situación mundial y regional,
y siguen por profundizar los cambios y acelerar la integración en América
Latina y el Caribe, temas que serán desarrollados en los tres capítulos de este
documento base: 1) la situación mundial, 2) la situación regional, 3) plan de
acción.
1. Algunos aspectos da la situación mundial
El XIX Encuentro del Foro ocurre bajo el
triple impacto de una profunda crisis del capitalismo, por el deterioro de la
hegemonía de Estados Unidos y por el surgimiento de nuevos centros de poder.
Es una situación de inestabilidad,
marcada por profundos conflictos sociales, agudas crisis políticas y conflictos
militares cada vez más peligrosos.
La actual crisis no afecta de la misma
manera las distintas regiones, países, ramas productivas y sectores sociales.
Pero es una crisis global, urbi et
orbi, con expresiones financieras, comerciales, productivas, energéticas,
alimentarias, ambientales, sociales, políticas, ideológicas y militares.
No se trata, pues, solamente de una
crisis del pensamiento neoliberal, de
las políticas neoliberales o de la especulación financiera. Se trata de
todo esto, pero en los marcos de una crisis de acumulación, similar a las
crisis de 1930 y 1970. Observado de conjunto, podemos decir que este tipo de
crisis sistémica ocurre en intervalos de tiempo cada vez menores, con posibilidades
más reducidas de salidas virtuosas y de larga duración.
Así que no se vislumbra una salida a
corto plazo y menos aún estructural, es decir, de larga duración. Y tampoco
está claro cuál será el desenlace de la crisis a mediano/largo plazo, una vez
que este desenlace está siendo construido aquí y ahora, en los conflictos
librados entre los grupos políticos y sociales, dentro de cada Estado; y por la
lucha entre los Estados y bloques en escala planetaria.
Puede pasar, como pasó en otros momentos
históricos, que el capitalismo sobreviva a su crisis. Pero es importante
considerar los costos inaceptables de esto para la humanidad, teniendo en vista
entre otras cosas la depredación ecológica inherente al capitalismo, por la
contradicción entre el carácter ilimitado de la acumulación y el carácter
limitado de los recursos naturales como fuentes de la riqueza acumulada.
También puede pasar que, al mismo tiempo
que el capitalismo siga existiendo bajo distintas formas en algunas regiones
del planeta, en otras regiones se mantengan o surjan sociedades de tipo
socialista. Y siempre hay el riesgo de que las fuerzas capitalistas, en su
lucha por mantener el sistema de opresión y de explotación, coloquen en tela de
juicio la continuidad misma de la humanidad.
Por lo tanto, vivimos y actuamos en un
momento histórico de muchos peligros, muchas posibilidades, pero también de
muchas esperanzas, sentimiento que predomina en Nuestra América, donde las
izquierdas y fuerzas progresistas hace más de una década gobernamos numerosos
países, ampliamos la democracia, el bienestar social, la soberanía nacional y
la integración continental.
Hay un marcado contraste entre la
política implementada por nosotros y las políticas implementadas en Estados
Unidos y Europa, donde prevalecen los intereses de la plutocracia financiera e
imperialista.
En los Estados Unidos sigue el esfuerzo
por recuperar la hegemonía global, sin la cual la economía estadounidense no
tiene sustento.
Entre su asunción en 2009 y el inicio de
2013 el presidente estadounidense actuó en diversos frentes: salvataje de la
plutocracia financiera, devaluación del dólar, acuerdos regionales de libre
comercio, búsqueda de autonomía energética, ajustes en la política de
seguridad, desestabilización de gobiernos adversarios.
Estas y otras iniciativas, incluso la
“Alianza Transpacífica”, la “Alianza Transatlántica EEUU-UE sobre comercio e
inversiones” y el apoyo al llamado “Arco del Pacífico”, deben ser comprendidas
teniendo como telón de fondo las conclusiones de un reciente “informe del
Consejo Nacional de Inteligencia sobre tendencias globales”, que señala que en
2030 la economía de Asia será mayor que la de EEUU y Europa combinadas y
reconoce que la era de la pax americana
está llegando a su fin.
Es como si la clase dominante de EUA
adoptase la orientación de un notorio periódico financiero, para quién es mejor actuar ahora mientras representan la
mitad de la economía mundial y todavía poseen poder para definir estándares
globales, pues dentro de cinco años puede ser demasiado tarde.
En el primer gobierno de Obama se dio
uno de los mayores dispendios nacionales de ayuda a bancos y al sector privado
para intentar contener la crisis que, sumado al déficit causado por la política
de seguridad estadounidense y las invasiones y ocupaciones de Afganistán e
Irak, casi llevó al país al límite de endeudamiento permitido por su legislación.
Al mismo tiempo que sostiene la
plutocracia, el gobierno Obama busca estimular la economía estadounidense
mediante la devaluación monetaria, que se da por la liberación de recursos
controlados por el Banco Central estadounidense (FED) que se invierten en
títulos de otros países, fortaleciendo sus monedas frente a la moneda
estadounidense, perjudicando las exportaciones de estos países, pues sus
productos se vuelven más caros “en dólares”.
Al mismo tiempo que se lanza a esta
magna operación de dumping, el
gobierno estadounidense ha privilegiado acuerdos regionales de libre comercio.
Además de aquellos ya establecidos con países y regiones de América Latina,
como Chile, Perú, Colombia, América Central y el propio TLCAN (NAFTA) más
antiguo, viene buscando la “Alianza Transpacífica” y la “Alianza Transatlántica
sobre comercio e inversiones”.
Independiente de los detalles de cada
uno de estos acuerdos, es importante percibir su objetivo estratégico:
desarticular los proyectos nacionales y los bloques regionales independientes,
así como confrontar el bloque de los BRICS.
Articulado a esto, EUA busca autonomía
energética, que parece estar cerca de ser alcanzada, debido a una combinación
de factores, entre los cuales una inversión de la curva de importación/exportación
de petróleo y gas estadounidense, y la ampliación de la explotación de gas
natural y del petróleo extraído de esquisto bituminoso en el subsuelo.
Esta operación se articula con una
revisión de la estrategia militar, que pasa a tener en la región de
Asia-Pacífico su foco central de atención. Es importante tener claro que todas
estas iniciativas tienen un propósito explícito: recuperar la hegemonía económica
y política de los Estados Unidos.
Considerando la historia de los Estados
Unidos, no hay sorpresa en el hecho de que esta meta sea buscada mediante
expedientes predominantemente militares. Como también no hay sorpresa que
tengan que solidificar sus fracturas internas, lo que pasa hoy por solucionar
el tema de las migraciones.
Mientras EUA busca recuperar este
liderazgo, en Europa ocurre la desarticulación de lo que un día se imaginó
pudiera ser un bloque concurrente.
La clase dominante en Europa promueve el
desmantelamiento del “pacto social” constituido en el hemisferio norte tras la Segunda Guerra
Mundial, pacto que se traducía en dos componentes fundamentales: el Estado de
Bienestar Social y las negociaciones colectivas entre sindicatos y empresas.
Desmantelar aquel “pacto social”, que
sabemos que fue en larga medida financiado por la explotación imperialista de
otras regiones del mundo, tiene como propósito reducir la remuneración de las
clases trabajadoras europeas, sea para costear el salvataje de los capitales
financieros, sea para permitir la rentabilidad de las inversiones productivas.
Desde 2007 el guión es más o menos el
mismo: dispendio de enormes montos de dinero para socorrer al sistema
financiero; renuncias fiscales para supuestamente estimular la actividad
productiva; política de austeridad fiscal para continuar asegurando los pagos
reclamados por el sistema financiero, desviando recursos que deberían
destinarse a inversiones gubernamentales y a costear la seguridad social,
servicios públicos y sueldos de empleados del Estado; y reducción de la
capacidad de consumo de las masas populares.
La reducción de gastos de los gobiernos
está haciendo extinguir los derechos sociales y las reformas de la legislación
laboral en algunos países, como por ejemplo España, donde empiezan a permitir
negociaciones de reducción salarial directamente entre el empleador y el
trabajador individual.
La consecuencia de todo eso, por el lado
económico, es un crecimiento promedio mediocre en la Unión Europea , EEUU
y Japón; y en algunos casos recesión y crisis aguda, como en Grecia, España,
Portugal, Italia y Chipre.
Del punto de
vista del capitalismo, la adopción de las medidas de austeridad no es la única
opción. En otras regiones del mundo prevalece una política capitalista pero
distinta, basada en inversiones productivas y sostenimiento de los mercados
internos. No fuera esta política, la crisis mundial sería aún más profunda.
La existencia de
otros tipos de capitalismo, distintos del neoliberalismo predominante en el eje
anglo-sajón, es uno de los motivos por los cuales no debemos aceptar la idea de
que seguramente estemos delante de un “colapso inminente” del capitalismo
mundial. Una cosa es considerar la necesidad y la urgencia de superar el
capitalismo, que en cualquier de sus formas es estructuralmente antagónico a
nuestros valores, ideales y necesidades. Otra cosa es sobrestimar las fuerzas
anticapitalistas en la actualidad y subestimar la capacidad de recomposición
que el capitalismo ya demostró muchas veces a lo largo de su historia.
La diferencia de políticas entre el eje
“anglo-sajón” liderado por Estados Unidos y de otra parte el eje liderado por
los BRICS es la expresión de una competencia entre modelos distintos de
desarrollo, capitalistas incluso, al mismo tiempo que confirma y resulta del
hecho hace mucho analizado: el desarrollo desigual y poco combinado del
capitalismo, que profundiza la brecha o el desalojo relativo entre los países
centrales y -especialmente- los grandes países en desarrollo, nombradamente los
BRICS.
Aunque existan elementos de cooperación
entre los dos bloques, y sin perjuicio de mejor debate sobre el rol juzgado por
China, es preciso tener claro que los países liderados por EUA necesitan, para
salir de su crisis, imponer una derrota a los BRICS y reafirmar la hegemonía
imperialista y neoliberal en África, Oriente Medio y América Latina.
Por eso aumentan las guerras, incluso las
amenazas nucleares. Por eso, también, la guerra cambiaria y comercial, que
incide negativamente en las demás economías; por eso los programas de ajustes
estructurales o “medidas de austeridad” en Europa no afectan la industria
militar; por eso la incapacidad de las Naciones Unidas de poner en práctica sus
resoluciones, cuando ellas son relativamente contrarias a los intereses de
EEUU.
Lo que ocurre en EUA, Europa y Japón es,
por una parte, producto de la naturaleza y dinámica del capitalismo y, por otra
parte, una opción política e ideológica determinada por la hegemonía de la
plutocracia financiera en los países imperialistas. Cabe recordar que ocupantes
recientes de puestos clave, como la presidencia del Banco Central Europeo y la Secretaría del Tesoro
Americano, entre otros, provienen del sistema financiero privado, y algunos
incluso trabajaron en bancos como Lehman Brothers, uno de los responsables por
el estallido de la crisis financiera.
Los bancos y fondos de inversión
pretenden obtener las ganancias esperadas de las especulaciones y préstamos realizados,
sin importarles que esto ocurra a costa de la quiebra de los países que se
encuentran en mayores dificultades y de la pobreza de sus habitantes. Para
ello, cuentan con el apoyo fundamental de autoridades vinculadas al sistema financiero.
Una prueba poco mencionada de que otra
política es posible es el caso de Islandia, que fue el primer país europeo a
entrar en crisis en función de la insolvencia de su sistema financiero, debido
a la especulación desenfrenada de los principales bancos del país.
El salvataje del sistema financiero de
Islandia no ocurrió y algunos de sus bancos quebraron. La población se opuso a
salvarlos con recursos públicos, incluso porque el volumen necesario sería de
cuatro veces el PBI islandés. Así, no hubo sumisión a las condiciones impuestas
por el FMI a cambio de préstamos y la economía islandesa ya volvió a la
normalidad; se habla incluso de hacerles juicio a los banqueros.
Sin embargo, en los países del sur de
Europa, en Irlanda y en Chipre, la receta es de privatización, despidos de
empleados públicos, reducción salarial de los que permanecen en sus funciones,
reducción de los valores de la jubilación y de otros derechos sociales como el
seguro desempleo.
Incluso en otros países europeos que no
están sometidos a las condiciones impuestas por la “Troika” (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea), hay
restricciones presupuestarias que redujeron drásticamente la capacidad del
Estado de inducir la economía, además de afectar la calidad de las políticas
sociales.
El hecho concreto es que les llevará
varios años a los países ahora en crisis volver al menos a sus niveles de
desarrollo de 2009 y, en este ínterin, el desempleo creció y ya pasó la marca
del 11% en promedio en los países de la
OCDE , y entre los jóvenes es por lo menos el doble.
Uno de los pocos países europeos donde
el desempleo se encuentra en niveles más bajos, aunque con creciente porcentaje
de contratos de trabajo temporal y con salarios por debajo del mínimo, es
Alemania.
Además de ser el país más industrializado
y competitivo de Europa, Alemania tiene el gobierno que impulsa, por medio de la Comisión Europea ,
la política de austeridad, principalmente sobre los países deudores de los
bancos alemanes.
La canciller Angela Merkel se encamina
para vencer las elecciones parlamentarias de octubre, pues hasta ahora ha
ganado a la opinión pública alemana a favor de políticas de austeridad.
Pero Alemania también sufre el creciente
deterioro de los servicios sociales y los impactos culturales y subjetivos que
la crisis social disemina por toda Europa: frustración y angustia, deterioro de
los lazos sociales, desconfianza generalizada y en particular frente a “los
otros” (migrantes, minorías), predisposición a mesianismos autoritarios etc.
La crisis ha producido un efecto sobre
la política europea que hasta ahora ha favorecido principalmente a la derecha,
que se aprovecha del argumento simplista de que “no se puede gastar más que lo
que se ingresa”, al imponer las medidas de austeridad como alternativa a impopulares
aumentos de impuestos. Pero también es fuerte la insatisfacción popular con las
políticas implementadas por los gobiernos de derecha, que como en España e
Inglaterra tienen dificultades para mantener sus mayorías parlamentarias.
Muchos partidos socialdemócratas se
adhirieron a la cantinela en favor de la austeridad y, en varias situaciones,
como en Grecia, España y Portugal, fueron ellos los que inauguraron las medidas
de ajuste estructural. Fueron castigados por los electores y, en varios países,
la alternancia entre partidos que comparten el discurso único produce dos
fenómenos: crecimiento de la extrema derecha y rechazo a la política.
El segundo fenómeno se hace visible en
la aceptación de “gobiernos técnicos”, el crecimiento de la abstención de votos
y el porcentaje de votos dados a los “antipolíticos” como, por ejemplo, al
partido del humorista Beppe Grillo en las recientes elecciones italianas (cuyos
desdoblamientos posteriores seguramente serán objeto de debate en el XIX
Encuentro).
Además de la política de austeridad y
ausencia de alternativas viables por la izquierda, también contribuyen a este
fenómeno de rechazo a la política diversos casos de corrupción, como el de la
reciente denuncia de coimas pagadas por empresas contratistas a integrantes del
Partido Popular en España, incluyendo al actual Primer Ministro.
El movimiento sindical y social, sobre
todo en los países más afectados por la austeridad, ha reaccionado con fuertes
movilizaciones y huelgas generales, aunque insuficientes para alterar los
rumbos de la actual política.
La juventud y grupos sociales diversos
también han producido manifestaciones importantes, como los “indignados”, “Occupy Wall Street”, entre otros.
Pero estos movimientos terminan
vaciándose después de algún tiempo, debido a muchas razones, entre las cuales
el rechazo a la actividad política partidaria y electoral, y también a la poca
creatividad de los partidos de izquierda para vincularse con ellos.
El desafío de las izquierdas es
presentar alternativas programáticas, sostener las movilizaciones sociales y
construir alternativas electorales. En este contexto, Grecia muestra una situación
que despierta el interés de muchas fuerzas progresistas: allí, fuerzas de
izquierda han presentado una alternativa con movilización social y fuerza
electoral. Y polarizan tanto con la derecha como con la extrema derecha.
Pero, considerada como un todo, Europa
está inmersa en una situación de dificultad estratégica y de confrontación
interna, que la empuja a cumplir un papel subalterno frente a Estados Unidos en
su confrontación con los BRICS, con Nuestra América y con los países que no
aceptan la hegemonía del eje liderado por EUA.
África y Oriente Medio constituyen uno
de los escenarios de confrontación abierta entre estos bloques. Es por esto que
EUA y Europa reaccionaron rápidamente a la crisis política ocurrida en el mundo
árabe -crisis que por muchos fue y sigue sendo denominada de “Primavera”- por
ejemplo interviniendo en Libia, Malí y Siria, y preparando un ataque contra Irán.
Lo sucedido en Irak, Libia, Malí, Siria
(y lo que se pretende hacer contra Irán) constituye flagrante desprecio al
respeto a la soberanía nacional y una vuelta a la actitud imperial -no
solamente imperialista- de las grandes potencias.
Es por esto, igualmente,
que se han cumplido, en febrero pasado, veinte años de la Declaración de
Independencia de la RASD
como Estado libre e independiente, sin que Marrocos cese la dominación colonial
sobre los Saharaui.
Es por esto, también, que Israel sigue
siendo un aliado importante de los EEUU en Medio Oriente y el mayor receptor de
ayuda externa. Es por esto, aún, que Estados Unidos ha hecho de todo para intentar
impedir la importante victoria de derecho que fue el reconocimiento de
Palestina como Estado observador en la
ONU , aunque debido al veto en el Consejo de Seguridad no sea todavía
considerado Estado Miembro de Pleno Derecho.
Reconocemos la importancia política que
tiene el reconocimiento alcanzado por el pueblo de Palestina como Estado
observador de la ONU. Esa
decisión reafirma el reclamo de gran parte de la humanidad de que se reconozca
definitivamente el derecho inalienable del pueblo palestino a construir su
patria material, en paz y respeto con sus vecinos y con los demás pueblos del
mundo.
Los países imperialistas, en particular
EEUU y Francia, así como Israel y Arabia Saudita, quieren destruir el “eje” integrado
por Irán, Siria y el Hezbolá en Líbano, por representar la oposición más
intransigente a las intervenciones extranjeras en Medio Oriente.
Las intervenciones y agresiones sufridas
por Irak, Afganistán, Libia y Malí a manos de las potencias capitalistas
encabezadas por Estados Unidos, y las amenazas que enfrentan Siria, Irán y la República Popular
Democrática de Corea (RPDC), constituyen flagrantes e inadmisibles violaciones
a la soberanía nacional de esos pueblos. La impunidad con la que han actuado
Estados Unidos y sus aliados revela un desprecio inaudito a lo que se supone
sea el derecho internacional vigente en materia del respeto a la soberanía
nacional de los pueblos. Es un comportamiento absolutamente regresivo, en el
que la acción unilateral asume un rol descarnado de policía planetario,
violentando fronteras, destruyendo países y recreando gobiernos a su antojo y
conveniencia, sin inmutarse ante los actos francamente delincuentes que llevan
a cabo a diestra y siniestra. Nadie debe dudar que ese sentido de impunidad sea
el que Estados Unidos intentará aplicar contra los pueblos de Nuestra América
en los cuales avanzan procesos democráticos y progresistas.
Es un deber de los partidos del Foro de
São Paulo hacer un balance o seguimiento de las posturas adoptadas, por
nuestros respectivos gobiernos, en el sistema de las Naciones Unidas, sea desde
la Asamblea General ,
el Consejo de Seguridad, el Consejo de Derechos Humanos o de cualquier otro de
sus organismos, frente a la situación descrita anteriormente.
Si compartimos la certeza según la cual para
EUA, y sus aliados, nuestra visión democrática y progresista nos convierte en
blanco probable de sus ataques, debemos, entonces, estar prestos a frenar,
objetar y neutralizar cualquier intento injerencista en nuestra región.
A su vez, los acontecimientos en la
península coreana deben ser vistos tanto de la perspectiva nacional, es decir,
de un pueblo dividido en dos países que algún día tendrán que reunificarse,
pero también contra el telón de fondo de la confrontación entre bloques.
El conflicto prevaleciente en la Península de Corea es
consecuencia histórica de la división sufrida por ese país tras el fin de la Segunda Guerra
Mundial, de la ocupación injerencista del gobierno y las fuerzas armadas de
Estados Unidos en el sur de Corea y de los reiterados obstáculos de los
enemigos de la paz, para impedir la reunificación de la Península Coreana.
Tanto en Corea del Sur como en Japón,
las fuerzas de derecha han ganado posiciones.
El Partido Liberal Democrático (PLD),
que gobernaba Japón desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial y perdió las elecciones contra los socialdemócratas del Partido Demócrata
en 2009, volvió al gobierno en 2012 gracias a la incapacidad de los últimos de
lidiar con la crisis, además de no cumplir promesas electorales como, por
ejemplo, cerrar la base naval estadounidense en Okinawa, además de actuar mal
frente al desastre de la usina nuclear de Fukushima.
Ello significa, económica y socialmente,
el retorno de políticas neoliberales ortodoxas, pero también significa la
elevación del tono belicista del gobierno japonés, pues el PLD reivindica el
derecho de reorganizar las fuerzas armadas que fueron desactivadas tras la Segunda Guerra.
Esta retórica se ha amplificado ahora frente a la explosión del tercer
artefacto nuclear por parte de Corea del Norte, que se suma al hecho de que
este país está cerca de controlar la tecnología de lanzar misiles de larga distancia
capaces de cargar ojivas atómicas.
A la vez, hay roces entre Japón y China
debido a la disputa por el territorio comprendido por las islas Senkaku (en
japonés) o Diaoyu (en chino), lo cual amplía la tensión en Extremo Oriente.
China, por su parte, da señales de que
enfrentará esta disputa geopolítica mediante el fortalecimiento de los BRICS.
Es importante, en referencia a eso, el estudio de las decisiones adoptadas en
marzo de 2013 en Durban, así como un análisis de cada uno de los BRICS. Sin pretender
que sean un bloque homogéneo, está claro que juzgarán un rol relevante en la
situación mundial.
Además, China está decidida a fortalecer
su mercado interno en detrimento del crecimiento económico con prioridad en las
exportaciones, lo cual implicó una desaceleración del crecimiento de su PBI en 2012 a aproximadamente 7%,
que aun así es uno de los más altos del mundo.
La situación internacional arriba
descrita, en especial la contraofensiva de los Estados Unidos y sus aliados,
exige una reacción rápida, eficaz y conjunta de los partidos, movimientos
sociales y gobiernos progresistas y de izquierda, en el sentido de acelerar
el proceso de integración regional, neutralizar la operación Arco del
Pacífico, ayudar a que tenga éxito el proceso de negociación entre las
FARC y el gobierno Santos, reforzar la institucionalidad política de
nuestros gobiernos, además de prestar solidaridad a las fuerzas de
izquierda que entablan luchas sociales y participan de procesos electorales.
2. Situación de América Latina y el
Caribe
Dos proyectos se enfrentan en América
Latina y el Caribe. Uno es subordinado a los intereses externos a la región y
tiene como sus símbolos el ALCA, el NAFTA, los TLCs y, ahora, el denominado
Arco del Pacífico. Otro es basado en los intereses regionales y tiene entre sus
símbolos la CELAC ,
la UNASUR , el
ALBA y el MERCOSUR.
El proyecto integracionista tiene larga
historia en nuestro continente. En su etapa más reciente, tiene relación
directa con el ciclo de gobiernos progresistas y de izquierda que empezó con la
elección de Hugo Chávez en 1998.
El XIX Encuentro reafirma lo dicho en
los Encuentros anteriores del Foro y sistematizado en los seminarios de
evaluación de los gobiernos progresistas y de izquierda. Nuestra pluralidad es
un hecho que valoramos positivamente, pero nuestros enemigos son comunes, así
como son comunes las alamedas que recorrimos.
Combatimos la herencia colonial, que
todavía prosigue en Malvinas, Puerto Rico, en algunas naciones caribeñas y
Guyana Francesa, y en el racismo y discriminación contra los pueblos
originarios y afro descendientes.
Combatimos históricamente el
desarrollismo conservador, que proporcionó crecimiento, pero con dependencia,
desigualdad y democracia restringida.
Combatimos el imperialismo y el
neoliberalismo, cuya influencia sigue presente en nuestro continente y en todo
el mundo, amenazando la democracia, el bienestar, la soberanía e incluso la
supervivencia de la humanidad.
Y seguimos, cada cual de su forma y con su
paso, las alamedas del crecimiento económico con igualdad, justicia social,
democracia, soberanía, integración y en muchos casos buscando construir una
sociedad socialista.
Hay que sintetizar los logros de las
fuerzas pro-cambio en la región: retomada de la soberanía e independencia
nacional; énfasis en opciones volcadas al desarrollo, crecimiento y
redistribución; democratización de la economía; disminución de pobreza y
desigualdad; reposicionar del Estado; profundización de la democracia y
generación de nuevos espacios de participación popular; participación de las y los
ciudadanos en la gestión pública; cumplimiento con los derechos básicos de la
población; estabilidad política; la puesta en marcha de mecanismos de gestión
pública eficientes e innovadores; la seguridad ciudadana y la lucha contra la
violencia; la solución para los problemas urbanos.
El ciclo progresista y de izquierda
iniciado en 1998 tiene fuerza porque no es único ni uniforme, se desarrollando
sobre distintas formaciones históricas y sociales, con fuerzas que tienen
horizontes estratégicos diferenciados, aunque de izquierda, y que poseen
niveles de acumulación distintas. Por eso conseguimos vencer en países con
distintas historias, culturas, estructuras sociales y políticas. Pero la pluralidad
de estrategias nacionales debe combinarse, cada vez más, con una estrategia
continental basada en la integración regional y con la definición de
características comunes en los modelos alternativos en marcha.
Sin integración, que fortalece nuestro
sentido común, de proyectos nacionales que convergen, nuestros programas no
tendrán suceso y no resistirán a la oposición, sabotaje, cerco y ataques de los
enemigos internos y externos.
Por eso, el XIX Encuentro debe hacer un
balance de la etapa actual del proceso de integración regional, sus avances,
dificultades e incluso retrocesos. En especial, observar el MERCOSUR, la UNASUR , el ALBA, la CELAC y las iniciativas para
contenerlos o mismo sabotearlos, como los golpes de Honduras y Paraguay, la Alianza del Pacífico etc.
El XIX Encuentro debe analizar, aún, los
impactos de la crisis internacional sobre la región.
La recesión europea, el bajo crecimiento
estadounidense y la reducción del crecimiento chino tuvieron impactos moderados
en la economía latinoamericana, perceptibles principalmente en el comercio de
la región, una vez que, según la
CEPAL , las exportaciones latinoamericanas se expandieron
apenas un 1,6% en 2012, contra un índice del 23,9% en 2011.
De igual manera, la estimación de crecimiento
promedio del PBI del continente en 2012 será del 3,6%, contra el 4,3% de 2011.
No obstante, el desempleo cayó, sobre todo entre las mujeres, y los salarios
aumentaron, aunque los empleos generados son en su mayoría de baja calidad y
hay incertidumbre sobre el comportamiento de la economía en 2013, en función de
la continuidad de la crisis y las medidas proteccionistas adoptadas por los
países desarrollados.
Si prosigue la devaluación de las
monedas de los países desarrollados y, consecuentemente, aumenta la presión por
la valorización monetaria de América Latina y sus efectos perjudiciales a las
exportaciones del continente, resultará fundamental adoptar medidas más
eficaces para proteger la economía de la región, sobretodo la base industrial,
amenazada por tendencias hacia la reprimarización -en mayor o menor grado- en
nuestro países.
Hay señales inquietantes de
desnacionalización de la industria y de desindustrialización de países de la
región o de transformaciones importantes en su base industrial, pues la
reducción de los mercados consumidores en los países desarrollados en función
de la crisis dificulta el desempeño de los productores latinoamericanos, y las
empresas que tienen origen en el hemisferio norte están viniendo a competir
agresivamente por espacio en el mercado de América Latina.
Debe decirse, empero, que el crecimiento
de los niveles de empleo, fruto sobre todo del fortalecimiento de los mercados
internos en nuestro continente, de la implementación de relevantes políticas
sociales y de fortalecimiento del papel del Estado, ha preservado una política
alternativa al neoliberalismo en varios países de América Latina por más de una
década y con apoyo de la mayoría de la población.
Lo cierto es que las victorias
electorales de la derecha, hasta este momento, han ocurrido en países cuyos
gobiernos no forman parte de la ola iniciada en 1998. En los casos de Paraguay
y Honduras, la derecha se valió de golpes para regresar al gobierno.
Honduras se encuentra a las puertas de
nuevas elecciones, en las cuales las organizaciones de izquierda presentan
mayor aceptación de la población, situación en riesgo por las amenazas de la
derecha de utilizar nuevamente maniobras que impidan el triunfo de las fuerzas
democráticas.
Destacamos, aún, que las próximas
elecciones en El Salvador adquieren una importancia muy grande para la
izquierda latinoamericana.
El XIX Encuentro debe realizar un
balance de la contribución de Hugo Chávez para el proceso de cambio en la
región.
No se trata solo de una obligación
formal. La verdad es que los Estados Unidos, sus aliados europeos y también en
nuestra región creen que la muerte de Hugo Chávez abre una brecha por donde
ellos podrían penetrar y desestabilizar el proceso venezolano y, con ello,
afectar al conjunto de la izquierda regional. Ejemplo de eso fue la movida con
sentido golpista y desestabilizador de la derecha venezolana en la secuencia de
la elección del presidente Nicolás Maduro, con respaldo de Estados Unidos y en la Unión Europea ,
quienes cínicamente no reconocieron las elecciones limpias y democráticas, conforme
validaron los observadores internacionales.
Sin embargo, y justamente por eso, el
imperialismo y sus aliados harán de todo por sabotear el funcionamiento del
gobierno y de la economía venezolana, por dificultar el funcionamiento de la
dirección colectiva del proceso bolivariano y, no menos importante, harán de
todo por atacar la herencia ideológica, teórica, programática y cultural del
chavismo.
Teniendo en cuenta lo anterior, el Foro
de São Paulo debe estimular al conjunto de la izquierda para que tome la
ofensiva en este debate, ya sea para defender el legado de transformaciones
sociales, económicas y políticas del gobierno Chávez (1999-2013), ya sea porque
la experiencia venezolana es un referente de experiencias acerca de las
posibilidades de una estrategia de superación del neoliberalismo y de una
estrategia de transición al socialismo, a partir de la conquista electoral de
gobiernos, en las actuales condiciones latinoamericanas y caribeñas.
Debemos estar atentos a que las fuerzas
imperialistas y sus aliados regionales, además de buscar descalificar al
chavismo, pretenden también resucitar la equivocada “teoría” de las “dos
izquierdas”, con el objetivo explícito de dificultar la cooperación entre las
fuerzas progresistas y de izquierda que actúan en la región, perjudicando así
el proceso de integración regional, en beneficio, por ejemplo, de iniciativas
como el llamado “Arco del Pacífico”.
En este sentido, el Grupo de Trabajo
considera fundamental alertar a los partidos y gobiernos de la región sobre la
necesidad de dar más concreción y velocidad al proceso de integración.
Consideramos que el XIX Encuentro debe señalar las iniciativas concretas que
deben ser tomadas en este sentido.
En este contexto,
en el marco del homenaje a Chávez y a su legado, cabe recordar su papel a favor
de la integración regional, la denuncia al ALCA y el impulso a otros mecanismos
de integración y de solidaridad entre los pueblos de la gran patria
latinoamericana y caribeña, como el ALBA.
En Nicaragua, en los últimos años se ha
incrementado el creciendo económico y la población vive en condiciones de
seguridad y el hecho de ser integrante del ALBA ha permitido potenciar los
logros económicos y sociales y un enfoque alternativo de integración. El FSLN
demuestra que la inversión para el desarrollo humano y la organización desde la
base son dos elementos importantísimos del desarrollo y sustentabilidad.
En El Salvador la experiencia con el
ALBA adquiere una connotación distinta, ya que el gobierno no es miembro, pero
los municipios gobernados por el FMLN y sectores empresariales participan por
medio de ALBA Petróleo de El Salvador y los programas productivos de alimentos
y en áreas sociales.
En la región centroamericana, el sistema
de integración oficial tiene más de 60 años con un modelo tradicional que no ha
incidido en la superación de las desigualdades y la pobreza, situación
conveniente a los intereses estadounidenses, quienes justifican con el tráfico
de drogas el crecimiento de la militarización de la región y el incremento del
financiamiento militar, ampliando el modelo que implementaron en México.
Guatemala, por ejemplo, se debate hoy
entre los intereses de los grupos militares y oligárquicos que detentan el
poder y los grandes vacíos institucionales producto del incumplimiento de los
acuerdos de paz. En estos momentos se produce un auge de la lucha social por
ejercer el derecho a la verdad y la justicia.
El XIX Encuentro
debe reafirmar que la integración latinoamericana y caribeña es el objetivo estratégico del Foro de São Paulo,
impulsando y apoyando los mecanismos de integración regional, como el arma de
nuestras naciones para oponerse a las políticas foráneas que pretenden
debilitar la izquierda latinoamericana. En este sentido debemos enfatizar la
presidencia pro tempore de Cuba al
frente de la CELAC
y el significado de que se puedan concretar acciones para favorecer el proceso
integracionista.
Los partidos políticos agrupados en el Foro de São Paulo
tienen, por lo tanto, triple papel: orientar a nuestros gobiernos a profundizar
los cambios y acelerar la integración; organizar las fuerzas sociales para
sustentar nuestros gobiernos o para hacer oposición a los gobiernos de derecha;
y construir un pensamiento de masas, latinoamericano y caribeño,
integracionista, democrático-popular y socialista.
Parte importante de la profundización de los cambios y
premisa de la construcción de un pensamiento latinoamericano y caribeño, es la
democratización de la comunicación social y de los poderes judiciales.
Hay que recordar, entre nuestras tareas,
el intenso calendario electoral 2013-2014:
- 30 de junio
de 2013: elecciones primarias en Chile
- 11 de agosto
de 2013: elecciones primarias en Argentina
- 27 de octubre
de 2013: elecciones legislativas en Argentina (mitad de la Cámara de Diputados y un
tercio del Senado)
- 10 de
noviembre de 2013: elecciones generales en Honduras
- 17 de
noviembre de 2013: primera vuelta de las elecciones en Chile
(Presidente, Diputados, Senadores e por la primera vez también Consejeros
Regionales)
- 15 de
diciembre de 2013: segunda vuelta de las elecciones en Chile
- 02 de febrero
de 2014: primera vuelta de las elecciones presidenciales en El Salvador
- 02 de febrero
de 2014: elecciones presidenciales y legislativas en Costa Rica
- 09 de marzo
de 2014: segunda vuelta de las elecciones en El Salvador
- 09 de marzo
de 2014: elecciones legislativas en Colombia
- 04 de mayo de
2014: elecciones generales en Panamá
- 25 de mayo de
2014: elecciones presidenciales en Colombia
- mayo de 2014: elecciones legislativas
en República Dominicana
- 1er de junio de 2014: elecciones
primarias en Uruguay
- 05 de octubre
de 2014: primera vuelta de las elecciones en Brasil (Presidente,
Gobernadores, Senadores, Diputados Federales y Estaduales)
- 26 de octubre
de 2014: segunda vuelta de las elecciones en Brasil
- 26 de octubre
de 2014: primera vuelta de las elecciones presidenciales y
legislativas en Uruguay
- 30 de
noviembre de 2014: segunda vuelta de las elecciones en Uruguay
- diciembre de 2014: elecciones
generales en Bolivia.
Hay que destacar, también, la
importancia de las negociaciones FARC-Gobierno Santos.
Los últimos
procesos de paz en Colombia tienen un denominador común: cada uno de sus
fracasos ha sido seguido por oleadas de violencia crecientes. Y es este
denominador común el que debe primar en el horizonte del presente proceso de
paz en Colombia, puesto que un nuevo fracaso sumiría al país en un nuevo ciclo
de violencia fratricida.
El fracaso de
los diálogos del Caguán fue sucedido por una época en la que los homicidios
aumentaron exponencialmente, al igual que el fracaso de los diálogos de La Uribe , de Caracas y
Tlaxcala.
En los años
ochenta, con el fracaso de los diálogos de paz de Betancourt, el primer
presidente colombiano que se atrevió a reconocer las causas objetivas de la
violencia, surgió como una hidra de mil cabezas el paramilitarismo en Colombia.
Un para-ejército
que a su paso ha dejado sembrado el terror, desplazados, víctimas,
desaparecidos, usurpación de tierras. Un fenómeno que ha mutado topónicamente
en las actuales Bandas Criminales, las famosas Bacrim, pero que en sus
prácticas, acciones y orientación ideológica, continúan encarnando el proyecto
paramilitar.
En la coyuntura
actual, no quedan dudas de que un fracaso del proceso de paz será seguido por
un escalamiento de la guerra. A diferencia de los años ochenta, cuando en
Colombia se hablaba de que existían enemigos agazapados de la paz, en la
actualidad los enemigos de la paz negociada trabajan de manera abierta y activa
para sabotear los diálogos de La
Habana.
Las
declaraciones de la extrema derecha colombiana, encabezadas por Uribe Vélez,
han estigmatizado el actual proceso de paz, le han puesto cargas de profundidad
y sobre todo han anunciado que de ganar en las próximas elecciones presidenciales,
la política de guerra remplazará la política de paz.
A este
denominador común habría que agregar que en la coyuntura actual, un fracaso de
la paz en Colombia comprometería seriamente la estabilidad de la región,
principalmente en el norte de América del Sur y en la zona caribeña.
La propuesta de
guerra en la que Uribe embarcó al país durante sus dos períodos, será la
continuidad a un fracaso de los actuales diálogos de paz bajo el argumento de
que lo único que faltó para dar el golpe estratégico militar a las FARC fue
tiempo, pero además, la propuesta de guerra incluye el desconocimiento del
reciente fallo de La Haya ,
lo que en la práctica significa declarar un conflicto con Nicaragua, incluye
romper con las relaciones restablecidas con Venezuela y el enfrentamiento
constante con el proyecto de Correa en Ecuador.
La guerra
colombiana -así como el proyecto socialista bolivariano venezolano y la disputa
de las Malvinas argentinas- hoy más que nunca no puede verse como “simples”
problema nacional, sino que debe ser asumida en el contexto regional.
La guerra de
Colombia es la guerra de América Latina, la paz de Colombia es la paz de
América Latina. Evitar una nueva espiral de violencia en Colombia y un clima
bélico en la región, es un compromiso de mayor alcance histórico para el
conjunto de la izquierda colombiana, latinoamericana y caribeña.
La paz en
Colombia nos ayudará a reducir la presencia militar del imperialismo
estadounidense en la región. Este también es uno de los motivos por los cuales
luchamos para que no exista ninguna colonia en Nuestra América.
El pasado mes de enero de 2013, en Santiago de Chile, la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) expresó su franco apoyo a un Puerto Rico
libre, independiente y soberano.
El XIX Encuentro del Foro de São Paulo se suma a la lucha por la
independencia plena y soberana de Puerto Rico, haciendo suya la declaración
emitida al respecto por la CELAC ,
así como por una parte importante de la propia comunidad internacional.
El 26 de marzo del
año en curso, Argentina volvió a llevar a Naciones Unidas su histórico reclamo
sobre las Malvinas, acto en el que contó con el respaldo "unánime" de
América Latina para exigir al Reino Unido que negocie sobre la soberanía de las
islas; sin embargo, los británicos rechazaron los buenos oficios del Secretario
General de la ONU.
El canciller
argentino, Héctor Timerman, solicitó del Secretario General de la ONU -nuevamente- que ejerciera
sus buenos oficios ante las autoridades británicas; sin embargo, Ban Ki-moon
confirmó que Reino Unido rechazó la mediación ofrecida, pese a más de 40 Resoluciones
de la ONU en el
sentido de que los dos países negocien un acuerdo pacífico y definitivo sobre
la soberanía de las Malvinas. Estuvo acompañado en su visita a la ONU por el canciller de Cuba,
Bruno Rodríguez, quien acudió al encuentro con Ban Ki-moon en representación de
la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC); de su homólogo uruguayo, Luís
Almagro, por el MERCOSUR; y del viceministro de Exteriores de Perú, José Beraún
Aranibar, en nombre de la Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR).
Para quienes
concurrimos al XIX Encuentro del Foro de São Paulo, las Malvinas son argentinas
y, por ello, se hará el máximo esfuerzo para que los gobiernos de los países
aquí representados exijan una vez más al Reino Unido la devolución del
archipiélago a la República
de Argentina.
La lucha contra
las colonias, contra el colonialismo y contra el imperialismo tiene una de sus
más intensas expresiones en la defensa de Cuba.
El bloqueo comercial, económico y financiero de Estados Unidos en contra de Cuba, impuesto en octubre de 1960, es hoy condenado por la mayoría de los países del
orbe, que han votado mayoritariamente en la Asamblea General
de las Naciones Unidas por la condena de dicho bloqueo (188 países condenando
el bloqueo, 3 votos en contra de la condena y 2 abstenciones) demandando la
necesidad del levantamiento del mismo y el cese a toda medida de acciones
coercitivas que no se fundamentan en la Carta de las Naciones Unidas.
El XIX Encuentro del Foro de Sao Paulo, expresa su más firme solidaridad
y apoyo con el pueblo y gobierno de la República de Cuba y se suma a cada
pronunciamiento de las naciones que expresamente se han manifestado por el cese
definitivo del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto sobre Cuba y
demanda del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica (EUA) dar cabal
cumplimiento a las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas en ese
sentido y a los principios comerciales suscritos por él mismo en la Organización Mundial
de Comercio, permitiendo el libre tránsito de mercancías, de remesas económicas
y de personas.
Además, el XIX Encuentro del Foro de São Paulo exige de los Estados Unidos
de Norteamérica liberar ya a los Héroes cubanos detenidos en su territorio, héroes
que lucharon para defender a su patria de los planes terroristas que se han
gestado en Estados Unidos desde el inicio del triunfo de la Revolución Cubana ,
y que se han cobrado vidas de inocentes durante más de 50 años.
Uno de nuestros
desafíos para combatir con éxito el imperialismo es participar de la
organización y lucha del pueblo estadounidense.
Distinguimos entre el pueblo
estadounidense, que es nuestro aliado, y el gobierno estadounidense, que es
responsable principal del desasosiego económico, político, social y militar que
vive el planeta. Al pueblo de Estados Unidos le expresamos nuestra solidaridad
en sus luchas por la justicia social, contra la opresión y por los derechos
fundamentales.
Expresamos nuestra solidaridad a las y los
millones de inmigrantes residentes en Estados Unidos -muchos de ellos
provenientes de América Latina y el Caribe- en su justa lucha por los derechos
humanos, sociales y económicos, a quien apoyamos en su lucha bajo el lema de “Todos los derechos a
todas y todos los migrantes y sus familias”.
Las tareas políticas expuestas solamente serán cumplidas si las
izquierdas y fuerzas progresistas agrupadas en el Foro de São Paulo tengan clara
la importancia de la unidad. No hay tarea más urgente para la izquierda latinoamericana y caribeña que la
unidad de nuestras fuerzas, tanto a nivel local y nacional como a niveles
regionales. La unidad que contemple y
reconozca nuestras diferencias, y que tenga como base primordial los objetivos
comunes a todos nuestros pueblos. La unidad es el camino que facilita la
integración efectiva de nuestros pueblos.
7. Plan de acción
La
comisión redactora del documento base está dedicada, ahora, a la elaboración
del plan de acción 2013-2014 del Foro de São Paulo, tomando como punto de
partida los elementos a seguir relacionados.
Mantener y ampliar los espacios
conquistados, en especial los gobiernos nacionales.
Seguir luchando para derrotar a la
derecha donde ésta gobierna.
Profundizar los cambios donde
gobernamos.
Fortalecer el proceso de unidad e integración
regional.
Luchar concertadamente contra el
contraataque del imperialismo y de la derecha.
Apoyar y buscar ampliar las luchas
sociales.
Contribuir al avance en una solución
política y pacífica para la situación de Colombia.
Apoyar los esfuerzos de los sectores
progresistas, democráticos y de izquierda de Honduras.
Nuestra solidaridad firme con la lucha
que libra el hermano pueblo de Haití para superar las condiciones ancestrales
de pobreza y marginalidad, y a favor de la plena democratización de la sociedad
haitiana, sin ingerencia extranjera y en respeto a su soberanía nacional.
Desarrollando esfuerzos para apoyar las fuerzas de izquierda en aquel país.
Reafirmar nuestro compromiso con la
causa de la descolonización, autodeterminación e independencia, unidad e
integración de nuestros pueblos, destacándose los casos de Puerto Rico,
Malvinas y otras colonias británicas en el Atlántico Sur, Guyana Francesa,
Martinica y Guadalupe.
Solidaridad a Cuba. Lucha contra el
bloqueo. Asumir como una causa del Foro de Sao Paulo la libertad de los Héroes
Cubanos y exigir a Estados Unidos, por las vías necesarias, su liberación
inmediata.
Fortalecer la Secretaría Europa
del Foro de São Paulo y ampliar nuestros vínculos con los distintos sectores de
las izquierdas europeas, en especial partidos y movimientos sociales de
resistencia antineoliberales.
Consolidar la Secretaría Estados
Unidos del Foro de São Paulo y fortalecer nuestros lazos con los movimientos de
resistencia en Estados Unidos, particularmente con los movimientos de defensa
de los migrantes y los de resistencia contra la crisis como los llamados
“ocupa” (occupy).
Ampliar nuestro diálogo con las
izquierdas de África y del Oriente Medio.
Reforzar nuestra lucha por la paz,
contra la ingerencia externa y la solidariedad a los pueblos que luchan,
empezando por Palestina.
Expresar nuestra solidariedad con los
países que, como Siria e Irán, sufren el asedio y la ingerencia del
imperialismo.
Ampliar el nivel de diálogo y de
acuerdos con los partidos de China, Rusia, India y África del Sur.
Ampliar la capacidad de elaboración de
las izquierdas latinoamericanas y caribeñas, adoptando una actitud propositiva
frente a los temas centrales y más destacados e intensificando el debate sobre
el rumbo de los cambios en la región, su carácter y objetivos a corto, mediano
y largo plazo, las alternativas al neoliberalismo y al capitalismo, el papel de
las diferentes expresiones regionales de unidad e integración.
Mejorar el funcionamiento orgánico del
Foro de São Paulo, fortaleciendo las instancias de coordinación para conducir
el debate, coordinar posiciones y difundirlas cada vez más a nivel regional y
global, así como lograr cada vez mayor cooperación en acciones concretas entre
los partidos que forman parte del mismo.
Realizar en 2014, en Bolivia, el XX
Encuentro del Foro de Sao Paulo.
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