Manual 2
DE LA
LUCHA ARMADA A LOS PROCESOS ELECTORALES
El sentido común compara, como alternativas antagónicas, los
procesos electorales y los procesos de lucha armada. En la práctica, existe una
relación mucho más compleja entre ambos procesos. Esto se evidencia cuando
observamos la historia de los países señalados generalmente como democracias
electorales.
Comencemos por Inglaterra: un país en el que la instalación de
una democracia parlamentaria estable resultó de un largo proceso revolucionario
que inició con una guerra civil (de 1640 a 1649), prosiguió en el gobierno de
Oliver Cromwell (de 1649 a 1658), después pasó por la restauración de la dinastía
de los Stuart (de 1660 a 1688) y concluyó con la llamada Revolución Gloriosa.
Es decir, sin revolución y sin el “Ejército de Nuevo Tipo”, dirigido por Oliver
Cromwell, no habría surgido la monarquía parlamentaria que permanece hasta el
día de hoy.
La historia de la democracia electoral en Francia es tan
violenta como la de Inglaterra, ya que incluye tres revoluciones (1789, 1830,
1848) y una guerra civil (1871). La República derivada de ese proceso atravesó por
muchas revueltas, incluyendo dos guerras mundiales, una ocupación nazi, un gobierno
colaboracionista y una tentativa de golpe organizada por generales de
ultra-derecha contra el presidente De Gaulle, en 1961, además de las grandes
manifestaciones de 1968 y de la posterior reacción conservadora. Es decir, la estabilidad
relativa de la democracia electoral que Francia exhibe desde los años 1970 es
producto de inmensos conflictos en los que el elemento militar estuvo presente
en varias ocasiones.
Y en los Estados Unidos (EEUU), país donde – se dice – ¿nunca
hubo un golpe militar? Para comenzar, siempre es bueno recordar que Estados
Unidos tiene un sistema político y electoral muy peculiar. Este sistema está
compuesto, entre otros elementos, por un sistema de equilibrio de poderes entre
el judicial, el legislativo y la presidencia. El papel de las agencias de
seguridad, del Pentágono y del complejo industrial-militar; el papel de los
grupos de presión, la influencia de las corporaciones y especialmente de Wall
Street; el financiamiento empresarial de las campañas electorales y el papel de
los medios de comunicación en la definición del voto popular. Las restricciones
para el registro electoral que dificultan la incorporación electoral de negros,
latinos y pobres; las restricciones para el ejercicio del derecho al voto, llevando
a que menos de la mitad de la población adulta sea políticamente activa en los
procesos electorales, inclusive porque las personas no tienen la libertad en el
trabajo para poder votar; y por último, el sistema federal, que permite que un
presidente con menos votos populares sea el de la victoria, como es el caso de
Donald Trump.
En resumen: la democracia existente en los EEUU no es tan
democrática como parece. ¿Y cómo fue construida esta democracia? No fue
diseñada por algún teórico, pero sí por una larga historia de conflictos
internos y externos que tienen su origen en la guerra de independencia
(1775-1783), luego pasa por una devastadora guerra civil (1861-1865), por la
participación cada vez más frecuente en guerras imperialistas, que tuvieron una
oposición interna que incluyó grupos de lucha armada y desobediencia civil (con
énfasis en las Panteras Negras).
En estos tres países y en todo el mundo fue siempre así: para
bien y para mal, la democracia que existe realmente surgió de inmensos conflictos,
en los cuales los procesos de lucha armada tuvieron mayor o menor importancia.
Un ejemplo reciente ocurrió en Irak, Libia y Afganistán, donde
los EEUU promovieron guerras en nombre de la democracia; y el resultado fue,
como todos pueden constatar, regímenes políticos y sociales extremadamente frágiles,
desiguales, injustos y anti-democráticos.
En América Latina y el Caribe,
nuestros gobiernos republicanos surgieron – la mayoría de las veces – de
las grandes luchas por la independencia contra España. Las fuerzas armadas
tuvieron gran importancia en la historia de nuestros países, generalmente por
una alianza entre los militares, las oligarquías y las potencias extranjeras. Y
en muchos casos, la única alternativa que quedó a los grandes sectores de la
población fue el derecho de rebelión contra la tiranía – derecho previsto en la
Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) – y por lo tanto, la lucha
armada contra las dictaduras.
La lucha armada resultó victoriosa en Cuba (1959) y en
Nicaragua (1979). En el primer caso, la revolución construyó un nuevo Estado y
procesos político-electorales nuevos, muy diferentes de los existentes en el
resto de la región. Parte de estas diferencias derivan del bloqueo promovido
por los Estados Unidos desde 1962, obligando a Cuba a adoptar diversas medidas
de protección.
En Nicaragua, la revolución también construyó un nuevo Estado
que incluye fuerzas armadas y policía sandinista. Los EEUU también presionaron
fuertemente al gobierno revolucionario, estimularon una guerra civil y apoyaron
la candidatura de oposición que venció las elecciones presidenciales en 1990.
El Frente Sandinista vivió, entonces, una situación inusual: después de haber
liderado y vencido una revolución armada, construyó un nuevo Estado bajo cuyas
reglas perdió las elecciones y se convirtió en oposición entre 1990 y 2006.
En otros países, la guerrilla no tuvo fuerza para vencer la
lucha armada, sin embargo, tuvo suficiente fuerza para obligar a los oponentes
a negociar la paz. De esta forma, la lucha armada concluyó con acuerdos que en
mayor o menor medida incorporaron demandas de las antiguas organizaciones
guerrilleras, ahora incorporadas a la participación político-electoral. Es el
caso de Guatemala y, con énfasis, es el caso de El Salvador, donde el FMLN
venció dos elecciones presidenciales: en 2009 y 2014.
En la mayoría de los casos, no obstante, la lucha armada fue
derrotada y sus organizaciones dejaron de existir. Una excepción a la regla es
Uruguay, donde una antigua organización guerrillera – los Tupamaros –
protagonizó la creación de un partido político – el Movimiento de Participación
Popular – que actúa como parte del
Frente Amplio. Uno de los integrantes del MPP (Movimiento de Participación
Popular), el senador Pepe Mujica, fue electo presidente de Uruguay en el año
2012.
A continuación, hablaremos de las experiencias del Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), del Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
(URNG) y del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-Tupamaros).
La experiencia del Frente Sandinista
de Liberación Nacional - FSLN
País: Nicaragua.
Fundación: 1961.
Contexto: Los EEUU mantuvieron una constante presencia militar en
Nicaragua, entre 1912 y 1933. Esta presencia militar, vinculada a los intereses
imperialistas de los EEUU, interfería en los conflictos entre los diferentes
grupos políticos y sociales nicaragüenses.
El auge de estos conflictos significó la guerra civil entre
conservadores y liberales, iniciada en el año 1926. Cuando los liberales estaban
por ganar la guerra, los EE UU impusieron un acuerdo entre las partes, bajo su
supervisión militar. Uno de los generales del lado liberal, llamado Sandino, no
aceptó el acuerdo y mantuvo la lucha por la renuncia del presidente conservador,
por nuevas elecciones, por el retiro de las tropas de los EEUU y por el fin del
acuerdo que daba a los EEUU el control firme de Nicaragua.
Las tropas de Sandino no vencieron la guerra, pero tampoco
fueron militarmente derrotadas. Los EEUU retiraron sus tropas de Nicaragua en
enero de 1933. Sandino abrió negociaciones con el gobierno, pero fue traicionado,
preso y ejecutado el 21 de febrero de 1934 por tropas de la Guarda Nacional, bajo
el comando de Anastasio Somoza García.
Dos años después, el mismo Somoza daría un golpe de Estado e
iniciaría una dictadura familiar, encabezada primero por el padre Somoza García
y después por los hijos.
Somoza impuso al país un régimen en el que buena parte de las
propiedades públicas y de las empresas que tenían el monopolio de negociación
con países extranjeros pasaron a las manos de su familia y de sus aliados. Lo mismo
sucedió en las Fuerzas Armadas, nombrando a personas de su confianza para los
cargos más altos.
Anastasio Somoza permaneció en el poder por 20 años, hasta
1956, poco después de que una alteración constitucional le permitiera asumir un
nuevo mandato. Sin embargo, fue asesinado meses después, el 21 de septiembre de
aquel año, por el poeta Rigoberto López Pérez, quien se transformó en un ícono en
la lucha contra la opresión.
Después del asesinato, Luis Somoza asumió el lugar de su padre,
manteniendo el mismo método de gobierno y reanudando el apoyo de los EEUU.
Posteriormente, en 1967, Anastasio Somoza Debayle, hermano de Luis, ocupó la
Presidencia de Nicaragua en una gestión que agravó las desigualdades sociales y
políticas y se encontró con alguna desaprobación internacional, especialmente
luego de que se descubrió que la ayuda humanitaria para la reconstrucción de la
capital (Managua) - afectada por un fuerte terremoto en diciembre de 1972 -
estaba siendo desviada por el gobierno.
El FSLN: El surgimiento del FSLN se remonta al final de la década de
1950 y al inicio de la década de 1960, a
partir de grupos formados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y en
la Universidad de León.
El diagnóstico era que solo la lucha armada derribaría la dictadura
de Somoza. En 1961, Santos López (quien luchó con Augusto Sandino), Carlos
Fonseca, Silvio Mayorga, Tomás Borge, Germán Pomares Ordóñez, Jorge Navarro,
Julio Buitrago, Faustino Ruiz, Rigoberto Cruz y José Benito Escobar Pérez fundaron
el Frente de Liberación Nacional.
En 1963, se incluyó el nombre de Sandino y el grupo comenzó a
actuar como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
La actuación del FSLN se daba de manera clandestina. La
acumulación de fuerzas se prolongó durante la década de 1960, transformando al
FSLN en la principal fuerza de enfrentamiento a la dictadura.
En 1969, fue lanzado el Programa de la Revolución Popular
Sandinista, que eligió la alianza entre trabajadores rurales y campesinos como
pilar para derrotar a las fuerzas imperialistas y oligárquicas que controlaban
Nicaragua. En el núcleo del programa del FSLN, estaban el fin de la explotación
y de la opresión, el desarrollo, la patria libre, el progreso y la independencia
de las fuerzas productivas nacionales.
En los años 1970, el FSLN ya actuaba como grupo armado, llevando
a cabo sus primeras operaciones contra el gobierno de Somoza, el cual dio
inicio a violentas opresiones y persecuciones a los integrantes del FSLN y a
todo el que estuviese ayudándolos.
En diciembre de 1974, integrantes del FSLN con operación
armada promovieron la acción más significativa del grupo: tomaron como rehenes
a varios miembros del gobierno que participaban en una fiesta en la casa del Ministro
de Agricultura, quien murió al tratar de resistir el hecho. Como rescate,
obtuvieron la liberación de prisioneros del FSLN en poder del gobierno (entre
ellos, Daniel Ortega), consiguieron la lectura de un comunicado oficial en la
radio, con su publicación en periódicos impresos y además, recibieron US$ 2
millones.
Después del episodio, ya en 1975, el gobierno Somoza amplió los
métodos de intimidación, tortura y asesinatos de personas identificadas con alguna
conexión con el FSLN. Fueron decretados estado de sitio y censura, con el incremento
de violencia en refugios señalados como pro-revolucionarios. Muchos líderes
fueron asesinados, como José Carlos Fonseca Amador, uno de los fundadores del
FSLN.
En 1975, el FSLN se dividió en tres grupos. El primer grupo,
con Jaime Wheelock Román al frente, apostaba por una insurrección urbana; el
segundo, que tenía a Fonseca, Tomás Borge y Henry Ruíz como líderes, era partidario
de la guerra popular prolongada; el tercer grupo, integrado por Daniel Ortega y
su hermano Humberto Ortega Saavedra, era caracterizado por defender una
política de alianzas más amplia y por más apertura en relación a los procesos
para derrocar la dictadura.
A partir de 1978, el movimiento armado se fortaleció a tal
punto que permitió el derrocamiento del gobierno de Anastasio Somoza Debayle. Al
año siguiente, Somoza deja el país y la Revolución Sandinista asume el poder
para implementar una profunda reforma en las instituciones del país.
Una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, compuesta
por cinco miembros y coordinada por Daniel Ortega, albergó a las variadas
fuerzas que apoyaron el proceso revolucionario. El FSLN era la mayor de ellas y
lideró el proceso de reforma agraria, estatización de tierras e industrias
(buena parte a nombre de la familia Somoza), nacionalizó bancos y promovió una
campaña de alfabetización universal.
En 1985, Daniel Ortega se convirtió en el primer presidente de
la República de Nicaragua después de la revolución, electo con 60% de los
votos.
Los desafíos del FSLN, ya como partido político, pasaron a ser
apoyar al gobierno en la búsqueda de la recuperación económica, con ampliación
del comercio exterior y valoración del trabajo, todo esto en medio de las
debilidades de infraestructura dejadas por cuatro décadas de dictadura, a las
desigualdades sociales y a la destrucción (física e intelectual) resultante del
proceso de enfrentamiento revolucionario.
El triunfo de la revolución colocó al país como una de las
prioridades geopolíticas para los EEUU, que pasó a financiar y a armar a paramilitares
de derecha para que desestabilizaran el gobierno de inspiración sandinista.
Este proceso se intensificó con la victoria de Ronald Reagan a
la Presidencia de los EEUU, cuyo gobierno orientó, financió, entrenó y armó a los
llamados “contras”–fuerzas antirrevolucionarias.
En 1983 se declaró estado de excepción debido a la presión
estadounidense, con suspensión de libertades civiles, lo que daba fortalecimiento
para el discurso construido externamente por los EEUU de que el nuevo gobierno
sería una “dictadura comunista totalitaria”.
En 1990, en ese escenario ampliamente desfavorable, Daniel
Ortega consigue conducir el país hacia un proceso electoral libre y directo, en
el cual se consagra vencedora Violeta Chamorro, de la Unión Nacional Opositora,
que se distanció a lo largo de los años 1980 de la junta de gobierno post-revolución
y se alió a grupos conservadores y moderados, financiados por los EEUU.
La década de 1990 marca sucesivas derrotas del FSLN en las
elecciones presidenciales, con el ascenso de Violeta Chamorro, José Arnoldo
Alemán Lacayo (Partido Liberal Constitucionalista – PLC) y Enrique José Bolaños
Geyer (Alianza por la República – APRE), cuyos gobiernos llevaron adelante las
orientaciones neoliberales formuladas en el Consenso de Washington.
Tal programa era diametralmente opuesto a lo defendido por el
FSLN y por la población que apoyaba la Revolución Sandinista en Nicaragua.
Entre 1990 y 2006, el FSLN se mantuvo en la oposición, pasó por divisiones
internas, siempre consiguió mantener una fuerte presencia parlamentaria, retomando
la presidencia de la República en el año 2006.
Desde entonces, con victorias seguidas, Ortega ha venido siendo
reelecto presidente — la más reciente reelección fue en el 2016.
La experiencia del Frente Farabundo
Martí para la Liberación
Nacional - FMLN
País: El Salvador.
Fundación: 1980.
Contexto: De 1931 a 1979, el país fue dirigido por diversos gobiernos autoritarios que representaban a las fuerzas militares y latifundistas del país.
Entre las organizaciones reprimidas en este período está el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), creado en 1930 y que tenía entre sus militantes a Agustín Farabundo Martí, quien durante algunos años fue secretario del general Augusto César Sandino.
En 1932, un levantamiento campesino dirigido por
Farabundo Martí dio lugar a una masacre con miles de víctimas, especialmente
indígenas, y la ejecución de Farabundo Martí y otros líderes comunistas y
campesinos.
En las décadas siguientes, El Salvador vivió un
período de golpes sucesivos: en 1944, 1945, 1948, 1960 y 1961, siempre
manteniendo la ecuación militares +
oligarquías agrarias, generalmente con la presencia de los EEUU.
A principios de la década de 1970, varios grupos se opusieron
a los gobiernos militares y oligárquicos. Entre ellos, el Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), que proviene del movimiento estudiantil, que
secuestró y asesinó, en 1971, al empresario Ernesto Dueñas, de una de las
familias con mayor concentración de tierras en el país.
En 1972, José Napoleón Duarte, del Partido Demócrata
Cristiano (PDC), participa en las elecciones presidenciales encabezando una
alianza denominada Unión Nacional Opositora (UNO). Pero el ejército decretó la
victoria del Coronel Arturo Armando Molina, del Partido de Conciliación
Nacional (PCN), lo que provocó protestas ante los indicios de que la UNO había
ganado las elecciones. Duarte se vio obligado a exiliarse en Venezuela.
Una vez más, el proceso se
repitió en 1977, con los militares declarando la victoria del candidato
oficialista, en un proceso electoral fraudulento, una dictadura disfrazada de
democracia electoral.
El 24 de marzo de 1980 fue
asesinado el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero, por sus
manifestaciones contra la represión del gobierno y contra el apoyo que
prestaron los EEUU al régimen. La muerte de Romero marca el inicio de un
conflicto armado generalizado en el país.
El FMLN: En 1980, cinco movimientos
políticos de oposición se estructuraron en el FMLN: el Partido Comunista
Salvadoreño (PCS), las Fuerzas Populares Farabundo Martí (FPL), la Resistencia
Nacional (RN), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y el Partido
Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
También se creó la Coordinadora Revolucionaria de
Masas (CRM), para impulsar las manifestaciones de calle que se multiplicaban en
el país, con la intención de confrontar e imponer derrotas a las fuerzas
militares de opresión.
El FMLN encendió, el 10 de enero de 1981, la
"Ofensiva Final". Esta acción no logró derrocar a los militares para
implementar un gobierno revolucionario y popular. El FMLN continuó operando
clandestinamente, dispersó sus fuerzas en unidades de combate armado, preparó
una estructura de soporte de las operaciones armadas, como talleres de
fabricación y reparación de armas, apoyo médico, así como radios para la
comunicación y difusión de las ideas del movimiento.
El despliegue popular y la solidez militar del FMLN impidió
su destrucción por parte de la alianza entre el gobierno oligárquico-militar y
los EEUU. Por otro lado, el FMLN no logró vencer mediante la lucha armada. En
un contexto internacional marcado por el fin de la Unión Soviética, el FMLN
optó por la negociación de la paz.
En 1992, la firma del proceso de paz, en Chapultepec
(México), no solo terminó el período de la guerra civil, sino también un
período de 60 años de gobiernos militares o protegido por militares.
El reconocimiento por parte del Tribunal Supremo
Electoral del registro como partido político, también en 1992, abrió una nueva
etapa de operación del FMLN.
En 1994, el partido se establece
como la segunda fuerza política salvadoreña, obteniendo el 21% de los votos
para la Asamblea Legislativa.
Sin embargo, la nueva etapa presentaba nuevos
problemas, entre los cuales estaban, cómo disolver las estructuras políticas
armadas y convertirse en un partido con
actividades políticas, sociales y electorales. Además, hubo diferencias
políticas que llevaron a sectores del FMLN a abandonar el partido, por lo
general para defender posiciones más moderadas.
El FMLN participó en las
elecciones municipales, en las elecciones parlamentarias y también en las
elecciones presidenciales, con las candidaturas de Facundo Guardado en 1999
(obteniendo 365,689 votos o 28,88%), Schafik Handal en 2004 (obteniendo 812,519
votos o 35,68%) y Mauricio Funes en 2009 (alcanzando 1.345.000 votos o 51,32%)
En 2009, junto con el
periodista Mauricio Funes, el FMLN llegó a la presidencia de El Salvador. En
2014, volvió a ganar las elecciones, con Salvador Sánchez Cerén, ex comandante
guerrillero que fue vicepresidente de Funes. Hoy en día, compone la primera
fuerza política y electoral de El Salvador, con mayor representación
parlamentaria y acumulando los gobiernos de las principales ciudades de El
Salvador, incluyendo la capital, San Salvador.
La experiencia de la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca - URNG
País: Guatemala.
Fundación: 1982.
Contexto: Es muy conocido el término
"república bananera", término peyorativo aplicado a países de América
Latina y el Caribe.
El verdadero origen del nombre
es que en el cambio del siglo XIX para el siglo XX, las empresas estadounidenses
como United Fruit Company (ahora Chiquita Brands International) comenzaron a
invertir en la producción a gran escala de bananas y con eso influenciaban a
los gobiernos locales, débiles, corruptos y dependientes de los EEUU.
United Fruit eligió a Guatemala
como sede de sus operaciones en la región. La multinacional estadounidense,
centrada en la producción y el comercio de frutas tropicales, estaba
directamente involucrada en la inestabilidad política en Guatemala. Una señal
significativa de esto fueron los golpes de estado que derrocaron el gobierno de
Jacobo Arbenz Guzmán, en 1954, con la explicación de que se trataba de una
gestión guiada por las directrices comunistas.
Tanto el gobierno de Juan José
Arévalo, como el de su sucesor, Jacobo Arbenz Guzmán, apostaron por medidas
populares, en especial la reforma agraria, que dio como resultado el acceso a
la tierra a más de 100 mil familias, en 1952.
La consecuencia inmediata fue la pérdida de tierras sin cultivar, objetivo de la reforma agraria, que pertenecían a United Fruit Company, también propietaria de ferrocarriles y del puerto de San José. Asimismo, fueron aprobadas leyes laborales, permitiendo la creación de los primeros sindicatos.
Bajo el argumento de que Arbenz llevaba un gobierno comunista, una fuerza formada en el exterior ingresó a Guatemala dirigida por Castillo Armas, que bajo la dirección y con el apoyo de los EEUU derrocó al presidente.
Además de sacar a Arbenz del poder, disolver el Congreso y establecer una nueva Carta Constitucional represora y contra los movimientos populares, el nuevo gobierno estableció la violencia como patrón de convivencia en Guatemala.
En más de tres décadas (1960 a 1996), cientos de miles de personas murieron y decenas de miles desaparecieron.
Asesinado en 1957, Castillo Armas fue sustituido por una junta militar. En 1966, la elección de Julio César Méndez Montenegro (del Partido Revolucionario) fomentó la ilusión de que se podría retomar el camino de las transformaciones sociales más profundas. Sin embargo, Montenegro gobernó sin ofender ni los intereses de las oligarquías, ni los de los militares y los estadounidenses.
En 1970, con la elección del presidente Carlos Arana Osorio, el país entró en su fase más aguda, con la adopción de una política de exterminio de opositores, bajo la justificativa de que eran comunistas. La consolidación de Escuadrones de la Muerte con el apoyo del Estado incrementó la violencia en Guatemala y agudizó las tensiones sociales.
La URNG: El golpe militar de 1954 representó el inicio de un período de gran persecución contra las fuerzas de izquierda guatemaltecas, con la frecuente desaparición de sus líderes.
En 1982, algunas de estas fuerzas se unificaron en una sola organización – la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) – integrada por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), La Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas, las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
Por albergar bases de la oposición, la zona rural fue la que más sufrió con la política gubernamental que causó más de 600 masacres de civiles, en su mayoría indígenas, según sostiene la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.
Según la encuesta, entre el
90% y el 94% de las masacres fueron causadas por las fuerzas de seguridad
estatales. Muchas de estas muertes y desapariciones se dieron de forma
encubierta como parte de un programa -- llamado "Fusiles y Frijoles"
-- puesto en marcha por el general Efraín Ríos Montt, en el año de la fundación
de la URNG.
Con el motivo de promover el
acceso a los alimentos básicos y al trabajo, el programa cumplió otro objetivo
no declarado: ocupar lugares previamente controlados por los oponentes, asesinando
a importantes líderes de los movimientos armados.
En 1984, se llevan a cabo
elecciones para la Asamblea Nacional y, un año más tarde, la gente vota para
elegir al demócrata-cristiano Marco Vinicio
Cerezo Arévalo. Se abre espacio para la
construcción de un proceso de paz con la participación de las Naciones Unidas,
que tendría lugar entre 1987 y 1996, con el consecuente abandono de armas.
La legalización de la URNG
como partido político, para la disputa institucional, comenzó en 1997, pero
solo se concretó el año siguiente. La primera elección disputada por la URNG
fue en 1999, cuando registró el 12% de los votos y se estableció como la
tercera fuerza política en Guatemala. Sin embargo, las divisiones y los
desacuerdos impidieron una mayor unidad entre las representaciones de
izquierda, y la URNG perdió apoyo en las siguientes elecciones.
La URNG también se topó con el
obstáculo de la reinserción en la vida social, sufrió divisiones causadas por
diferencias políticas y no logró superar la condición de fuerza política y
electoral minoritaria.
La experiencia del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros -
MLN
País: Uruguay.
Fundación: 1966.
Contexto: Durante muchos años, a Uruguay se le llamaba la "Suiza
de América", en una alusión combinada a las condiciones de vida, la
estabilidad social y también las dimensiones del país.
En realidad, esta referencia fue un reconocimiento de
los efectos de un movimiento iniciado dentro del Partido Colorado, a principios
del siglo XX, bajo la dirección de José Batlle, que proponía un Estado con
presencia en la economía, impulsor de educación y reducción de la dependencia
exterior.
Representante de las clases urbanas emergentes, el
Partido Colorado disputaba el control político de Uruguay con el Partido
Nacional, el brazo político de las oligarquías agrarias. La aparición de lo que
se llamó "batllismo" culminó en una nueva Constitución, en 1918, que
consolidó en el país un sistema bipartidista.
Los gobiernos "batllistas" permitieron la
expansión de la infraestructura nacional, avances importantes en la educación,
protección a la producción nacional, el fortalecimiento del comercio, los
cambios en la legislación portuaria, la creación de un sistema de seguridad
social, la organización de los sindicatos, la reducción de las desigualdades
entre el campo y las zonas urbanas y un modelo partido-político-electoral
estable.
Sin embargo, en la década de 1950 este modelo de
desarrollo económico y político se estaba agotando. Así, las tensiones
económicas posteriores a la Segunda Guerra, con una fuerte pérdida en valor del
peso, condujeron a las demandas populares por mejoras en las condiciones de
vida.
La Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA),
establecida en 1961 con el apoyo del joven abogado Raúl Sandic, promovió
grandes manifestaciones en Montevideo, pidiendo tierra y leyes de protección a
los trabajadores. La reacción del gobierno fue la violencia, responsabilizando
a los opositores por la situación, marcando la década de 1960 como un momento
de preparación para la dictadura militar, que llegó a superar a la creciente
supresión de los derechos civiles.
El gobierno de Jorge Pacheco Areco (1967-1972)
utilizaría las "Medidas Prontas de Seguridad" para avanzar sobre los
derechos de los trabajadores, prohibir el funcionamiento de los partidos de
izquierda y censurar a la prensa. Enfrentaría la intensa resistencia de los
sectores sindicalizados, fortalecidos por las décadas anteriores y responsables
años atrás, en 1965, de una huelga general que paralizó a cientos de miles de
trabajadores uruguayos.
En la misma década de 1960 se vería la formación de
grupos y movimientos políticos de resistencia y confrontación al poder central, que comenzaron a vocalizar,
junto con las centrales sindicales (Confederación Sindical del Uruguay - CSU,
la Unión General de Trabajadores - UGT y la Confederación Nacional de
Trabajadores - CNT), los descontentos populares. En este proceso, surgieron
grupos como el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), que, junto a la UTAA,
adoptó la lucha política armada en los grandes centros urbanos.
Muchos de estos grupos y movimientos políticos se
sumaron, en 1971, para formar el Frente Amplio, que disputó las elecciones
subsiguientes en representación de una amplia gama política. El aumento de la
represión de las libertades políticas y civiles derivadas de la victoria de Juan
María Brodaberry, que aceptó ser la cara de un régimen civil y militar de
excepción, colocó a las fuerzas de oposición en la clandestinidad.
Una década más tarde, con la reanudación del proceso
democrático, el Frente Amplio volvió a reagruparse, reuniendo bajo un mismo
paraguas programático a una serie de partidos y movimientos políticos
independientes el uno del otro.
En la actualidad, se cuenta con más de 20 grupos
dentro del Frente Amplio, que preparó luego de la redemocratización (a partir
de 1984) un camino sólido de convivencia entre diferentes programas
partidarios, de orientación general común y de gran capacidad de unidad de
acción, debido a un funcionamiento interno que respeta las proporciones y
garantiza la preservación de las diferencias sin conflictos internos profundos.
El camino tomado por el Frente Amplio permitió que desde 1999 obtuviese la
mayoría legislativa y, a partir de 2004, conquistase la presidencia de la
Republica, manteniéndola desde entonces.
Uno de esos movimientos que integran el Frente Amplio
es el Movimiento de Participación Popular (MPP), que surge de la MLN
(Tupamaros) y tiene en José Mujica a su mayor líder de reconocimiento
internacional.
El MLN - Tupamaros: En 1966, Raúl Sendic – abogado del
sindicato de trabajadores agrícolas – se une a José Mujica, Fernández Huidobro
y Jorge Manera Lluvera para fundar el Movimiento de Liberación Nacional (MLN),
con el objetivo de crear en Uruguay una nueva sociedad, con división de
tierras, una mayor igualdad y participación popular.
"Tupamaros" era una alusión al último líder
indígena en resistirse al dominio español (Tupac Amaru) y también al modo como
la resistencia indígena era denominada por los españoles.
La inspiración para la lucha armada vino de la
Revolución Cubana, llevando al MLN Tupamaros a verse como un movimiento
político armado.
Con el pasar de los años, bajo una creciente
persecución por parte del gobierno uruguayo, los Tupamaros desarrollaron
acciones específicas de fortalecimiento financiero y de armamentos para
sostener sus operaciones.
Se especializaron en acciones de impacto y que
pudiesen transmitir las razones de su lucha, como promover de la distribución
de alimentos con parte del dinero robado.
Los Tupamaros tomaron la ciudad de Pando, en 1969, en
una operación que duró el tiempo del asalto de bancos y de la distribución de
folletos, pero que acabaría con la muerte de tres miembros del movimiento,
además de la detención de otros 16.
Los Tupamaros también secuestraron a los embajadores
de Brasil e Inglaterra, y al secretario de la embajada de los EEUU, Dan
Mitrione, en 1970, designado como agente de la CIA y responsable de la
enseñanza de técnicas de tortura a los operadores del aparato opresor uruguayo
y brasileño.
Mitrione fue ofrecido a cambio de la liberación de
otros tupamaros que habían sido detenidos por el gobierno. Pero, mientras se
llevaban a cabo las negociaciones, los líderes del movimiento, entre ellos Sendic,
fueron detenidos, y el gobierno comenzó a no dar respuesta a las comunicaciones
de negociación de la liberación de Mitrione. La consecuente muerte del
estadounidense empeoró la represión de los Tupamaros, determinados como enemigos
número uno del gobierno, que llegó a prohibir la difusión del nombre del
movimiento.
En 1970, año electoral, los Tupamaros protagonizaron
una espectacular fuga de la prisión de Punta Caretas, con la salida de 111
presos, siendo 106 Tupamaros y otros cinco presos comunes. La operación tuvo un
fuerte apoyo externo del movimiento, lo que facilitó vías de escape y puntos de
destino para cada fugitivo arrestado.
Al mismo tiempo de la fuga, una noche en septiembre,
los Tupamaros fomentaron acciones en un punto de la ciudad opuesto a la
ubicación de la prisión, para atraer la atención y movilizar las tropas de
seguridad del gobierno a un lugar distante de la prisión. Pero la confrontación
abierta y la participación de gran parte del grupo de seguridad del gobierno
llevaron a la detención de los principales miembros del MLN Tupamaros.
La mayoría de sus líderes ya habían sido detenidos
cuando, a finales de 1971, Juan María Brodaberry fue electo presidente de
Uruguay. La elección marcó la formación del Frente Amplio, que reunió a los
grupos políticos de centro y de izquierda.
Pero la aprobación del estado de guerra interno, en
1972, con la suspensión de las garantías civiles y el juicio por la Justicia
Militar de los delitos caracterizados como subversión, la dictadura civil
uruguaya, contra la cual los Tupamaros luchaban, se asociaba con las fuerzas
militares.
En 1973, ya con casi la totalidad de los dirigentes del
MLN Tupamaros como rehenes del gobierno, Bordaberry continuó con el
endurecimiento del régimen, disolviendo las cámaras y sustituyéndolas por consejos
de Estado y abriendo las puertas del gobierno a la presencia de Fuerzas
Armadas.
La reacción de los trabajadores fue inmediata, con
huelgas, ocupación de los lugares de trabajo y toma de los centros de
estudiantes, seguida por la suspensión de las escuelas primarias y secundarias
y un mayor uso de la fuerza contra los manifestantes.
El 27 de junio de 1976, Bordaberry aceptó ser el
presidente de un gobierno dirigido por los militares.
Fue en 1984, como parte de las negociaciones para la
redemocratización del país, que los Tupamaros que habían sido encarcelados
durante más de una década fueron puestos en libertad.
Reunidos bajo el nombre de Movimiento de Participación
Popular (MPP), los antiguos Tupamaros comenzaron a actuar como uno de los
sectores del Frente Amplio (Ver Manual 1).
Más de dos décadas después, José Mujica fue electo
presidente de Uruguay, sucediendo la gestión de Tabaré Vázquez, también del
Frente Amplio.
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