quarta-feira, 6 de fevereiro de 2013

Saludo al Congreso del PCF


Saludo al Congreso del Partido Comunista Francés
(para lectura en el 8 de febrero)

Agradezco, en nombre del Foro de São Paulo, la invitación para hablar a los delegados y delegadas al Congreso del Partido Comunista Francés.

Voy a aprovechar esta oportunidad para compartir con ustedes algunas opiniones y resoluciones que adoptamos en la reciente reunión que hicimos en enero de 2013, en Quito.

El primero que se destacó fue que la crisis internacional sigue. Aunque con diferencias de impacto de región a región, de país a país, de sector económico a sector económico, de capa social a capa social, la verdad es que la crisis sigue y es alrededor de ella, de sus efectos y de la busca de soluciones que se organiza la lucha entre Estados y clases sociales en escala nacional y global.

La crisis internacional sigue en parte por los determinantes estructurales del capitalismo en esta etapa de imperialismo financiero; en parte porque las capas dominantes en Estados Unidos y Europa siguen comprometidas con políticas de tipo neoliberal, de austeridad a ultranza, de explotación contra sus poblaciones, de saqueo y guerra contra las denominadas periferias del mundo, y también de enfrentamiento contra los países, chicos o grandes, que se proponen a construir alternativas al neoliberalismo, al imperialismo, a las fuerzas aún hegemónicas en el planeta; y también en parte porque todavía no se constituyeron, por lo menos en la escala necesaria, fuerzas de cambio capaces de superar la crisis en beneficio de otro tipo de sociedad.

La continuidad de la crisis, la postura de las capas dominantes y la debilidad relativa de las fuerzas progresistas y de izquierda indican que seguiremos viviendo en un periodo de inestabilidad global, marcada por crisis económicas, por grandes conflictos sociales, por cada vez más peligrosas guerras. No se puede prever cuanto tiempo durará esta inestabilidad, ni se puede saber cuales tendencias prevalecerán en mediano plazo, ya que ello depende de la lucha que se está labrando hoy entre las clases sociales en cada país y entre los Estados en escala regional y global.

Es en este contexto que analizamos la situación de Estados Unidos.

Estados Unidos sufre un doble problema: por una parte, un deterioro de su hegemonía mundial; por otra parte, un agotamiento relativo de su estructura productiva. Los dos procesos, por supuesto, están vinculados. Enfrentar exitosamente los dos, desde el punto de vista das capas dominantes, reestructurando la economía de los EUA y recuperando su rol hegemónico en el ámbito mundial, implica entre otras cosas un alto grado de unidad de la clase dominante estadounidense, que solo tiende a ocurrir en un ambiente de agudo conflicto militar internacional y/o de colapso interno.

En lo que toca al primero, EUA no están hoy en condiciones geopolíticas y económicas de trabar un conflicto que tenga los efectos colaterales benéficos que tuvo la Segunda Guerra para su economía. En lo que toca al segundo punto, no hay colapso, sino un importante deterioro, que por su parte genera un ambiente interno de malestar, que constituye el telón de fondo de la confrontación política y social entre las fuerzas políticas estadounidenses, estimulando la postura de tensión permanente en escala global, proclive a solucionar todos los conflictos por medios militares.

Para complicar la situación, una de sus consecuencias es el impasse político y cierto equilibrio entre los partidos Republicano y Demócrata. Por todo esto que decimos, nuestra expectativa es que el segundo mandato de Obama sea, en la mejor hipótesis, similar al primero. Lo que no constituye una buena noticia, ni para el mundo, ni para América Latina, ni por el lado de la economía, ni por el lado de la política.

Consideramos que el conflicto entre EUA y sus aliados versus los BRICS es una de las expresiones de un proceso de larga duración, a saber, el desplazamiento geopolítico del centro dinámico del mundo en dirección a Asia.

La competencia entre los denominados BRICS y el bloque liderado por Estados Unidos se refleja en distintas regiones, como África pero también América Latina, lanzando muchos desafíos para América Latina y el Caribe, que no pretende sustituir la hegemonía de Estados Unidos por otra, venga donde venga.

El denominado Arco del Pacífico, iniciativa estimulada por Estados Unidos para quebrantar los esfuerzos de integración autónomos como UNASUR y MERCOSUR, también hace parte de los cambios de la política estratégica de EUA, en el sentido de concentrar esfuerzos en Asia.

En cuanto a Europa, lo que asistimos es el compromiso de las capas dominantes europeas con las políticas de austeridad a ultranza, con el desmonte del denominado estado de bienestar social y con la reafirmación de la Europa de los negocios, por sobre la Europa democrática.

Esta opción conduce a un proceso de centralización antidemocrática y antipopular, que provoca reacciones diversas, desde el crecimiento simultáneo de la izquierda y de la ultraderecha (como en Grecia), pasando por cuestionamientos a la unidad nacional (como en España), estímulo al militarismo (como se vio en diversas acciones de Italia y Francia en los meses recientes), amenazas de ruptura con la Unión Europea (como hace el gobierno inglés) etc.

En cuanto a Alemania, no tenemos expectativa de que las elecciones de este ano cambien las posiciones del gobierno alemán, no solamente porque las encuestas de hoy favorezcan a Merkel, sino por que la política de Merkel hegemoniza gran parte de la sociedad alemana.

En cuanto a la socialdemocracia europea, tanto donde está en la oposición, como en Alemania, como donde está en el gobierno, como en Francia, nuestra evaluación es que no consigue proponer ni llevar a cabo un programa realmente alternativo.

Por otra parte, con excepciones importantes (como en Grecia), la izquierda europea aún no ha logrado convertirse en alternativa de gobierno. Lo que lanza sombras pesimistas sobre la capacidad de Europa para salir de la crisis, por la izquierda, por lo menos en el corto plazo.

En este punto es importante registrar los exitos y dar continuidad al trabajo conjunto entre el Partido de la Izquierda Europea y el Foro de São Paulo.


El Foro de São Paulo sigue con atención la situación en el Norte de África, Medio Oriente y cercanías. Como en otros períodos de la historia, esta región concentra conflictos y contradicciones, que de por sí ya son trágicas para sus pueblos, pero que hoy pueden evolucionar de manera aún más terrible para toda la humanidad.

Algunas situaciones son más urgentes. Las elecciones en Israel, ocurridas poco después de la reunión del GT, reafirmaron que en el gobierno seguirán los que de hecho se oponen a solución de los dos Estados y, además, defienden medidas antidemocráticas, racistas y militaristas. Esto constituye una amenaza más, no solamente para los palestinos y para Irán, sino para la paz mundial.

Los conflictos en Siria y Malí, por su parte, confirman que está en curso un proceso de desestabilización de la región, que tiene como propósito facilitar y buscar legitimar la presencia de potencias europeas y de Estados Unidos, bajo los pretextos de combate al terrorismo o de la hipócrita responsabilidad de proteger.

De manera general, el Foro de São Paulo entiende que es necesario hacer llegar a los partidos socialdemócratas europeos nuestra evaluación crítica acerca de su accionar frente a la crisis actual, frente a las políticas neoliberales, frente al tema de los migrantes y, en este momento particular, frente a las actitudes de tipo colonial existentes en Europa acerca de situaciones como las de Libia, Siria, Malí e Irán.

Además, esperamos que las izquierdas europeas asuman una firme postura antiimperialista y anticolonialista, no cediendo a los discursos sobre la responsabilidad de proteger o similares.

Así como esperamos una actitud firme de apoyo a la lucha anticolonial en América Latina y el Caribe, sea en el caso de Malvinas, de Puerto Rico o de las denominadas posesiones de ultramar de Holanda y Francia, entre otras.

La mirada del Foro de São Paulo sobre la situación mundial constituyó el punto de partida de la evaluación de los logros, desafíos, debilidades y contradicciones del proceso de integración regional latinoamericano y caribeño, donde resaltamos la importancia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –CELAC y de la Unasur.

Por supuesto, la integracion se apoya en la fortaleza de nuestros movimientos sociales, partidos y gobiernos, como es el caso de Uruguay y Cuba, Nicaragua y Bolivia, Argentina y Brasil, El Salvador y Ecuador etc.

Esperamos que las izquierdas europeas nos ayuden a divulgar más los logros de los gobiernos progresistas y de izquierda. Sabemos que todos estos gobiernos están colocados frente a la necesidad de profundizar los cambios. Pero lo que se hizo hasta ahora, en términos de integración regional, soberanía nacional, igualdad social y democratización política es muy importante.

Esperamos, también, que la izquierda europea reafirme su solidaridad con el pueblo y el gobierno de Cuba, en especial su lucha contra el bloqueo y a favor de la libertad de los cinco héroes.

Esperamos, asimismo, solidariedad con el pueblo y el gobierno de Venezuela, así como el apoyo a la reelección de Rafael Correa, el próximo 17 de febrero.

Además de Ecuador, en 2013 y 2014 van a ocurrir procesos electorales presidenciales en Paraguay, Chile, El Salvador y Honduras.

En el caso del Paraguay, con elecciones el 21 de abril, es importante que las izquierdas europeas apoyen los esfuerzos unitarios de la izquierda guaraní, que tiene que vencer o por lo menos polarizar la pelea electoral del 21 de abril.

Para los golpistas, es sumamente útil que no se construya la unidad y que la izquierda no quede entre los dos primeros lugares. Hay que pedir la atención de ustedes para la situación de los campesinos presos y el falso del juicio que les están haciendo, además de su huelga de hambre. Debemos demandar respeto a los derechos humanos y políticos de la población paraguaya, así como a su derecho a la libre manifestación.

Hay dos países donde el actual control del gobierno nacional por parte de la derecha constituye un limitador estratégico para el proceso pleno de integración regional.

Uno es México, otro es Colombia. La integración solo será plenamente latinoamericana y caribeña cuando México esté gobernado por la izquierda. Y la integración sudamericana será mucho más sólida cuando Colombia esté gobernada por la izquierda.

En el caso específico de Colombia, esperamos que las izquierdas europeas den fuerte apoyo al proceso de negociación FARC-Santos. Se trata no solo de viabilizar la paz, sino también evitar que la política colombiana siga polarizada entre santistas y uribistas.

Entendemos que, en el actual contexto internacional, la América Latina y Caribeña sigue ofreciendo mejores condiciones para sacar la lucha por el socialismo de la situación de defensiva estratégica.

Sabemos que la profundización de los cambios y la aceleración de la integración regional serán más fáciles si tenemos éxito en la construcción de una cultura de masas, democrática, popular, de izquierda, en pro de la integración y de un nuevo modelo de desarrollo.

Lo que, a su vez, tiene como uno de sus presupuestos el fortalecimiento de las organizaciones de la izquierda política y social en América Latina y el Caribe, con destaque para la mejora de las condiciones de funcionamiento del Foro de São Paulo.

Nuestra experiencia, desde que creamos el Foro de São Paulo en 1990, es que fortalecer y perfeccionar el Foro de São Paulo es el equivalente partidario de la profundización de la integración regional: no resuelve todos los problemas estratégicos/político-organizativos existentes en la región y/o en cada país, pero crea el ambiente en el cual mejor podemos resolver estos problemas.

Todos los partidos del Foro consideran que la integración es fundamental, estratégica, sea como protección contra la injerencia externa en general y los impactos de la actual crisis internacional en particular, sea para hacer un mejor uso del potencial regional; y también como "paraguas" para los diversos proyectos estratégicos que los partidos del Foro persiguen.

De los que defienden el socialismo a los que abogan por un nuevo modelo de desarrollo capitalista, todos reconocen que la integración es un factor clave para limitar el alcance y la injerencia de la alianza conservadora entre los oligarcas locales y sus aliados metropolitanos.

Ahora permítanme hablar no más como secretario ejecutivo del Foro de São Paulo, sino como miembro de la dirección nacional del Partido dos Trabalhadores.

Nos parece que las izquierdas en todo el mundo -y en Latinoamérica y el Caribe no es distinto-, tenemos un déficit teórico, que retrasa y distorsiona la ejecución de nuestros objetivos.

Este déficit teórico abarca la propia integración regional, el balance de más de una década de gobiernos progresistas y de izquierda, así como otros tres temas: el análisis del capitalismo del siglo XXI, pues muchos aún están operando con una interpretación sobre el capitalismo que corresponde al siglo XX, el balance de las experiencias socialistas, socialdemócratas y nacional-desarrollistas del siglo XX, pues muchos repiten algunos de los errores y desconsideran algunos de los éxitos y enseñanzas de aquellas experiencias; y la estrategia, pues en el imaginario de gran parte de la izquierda latinoamericana el Che todavía suplanta a Allende, a pesar de que por lo menos hoy estamos todos involucrados en una experiencia que tiene más que aprender con Allende que con el Che.

Por supuesto, cuando hablamos de déficit teórico, no estamos diciendo que existe "poca producción intelectual", sino que nos referimos a la debilidad de esta producción.

En el caso específico del Brasil, las causas de esta debilidad son al menos tres.

En primer lugar, la pérdida del status de la "clase media tradicional" presiona a partes de este sector social a tener posturas muy conservadoras, inclusive proclives al fascismo, al mismo tiempo que impulsa otros sectores hacia posturas izquierdistas. Y como la clase media es la base social de gran parte de la intelectualidad, inclusive de la izquierda, ello afecta la producción teórica.

En segundo lugar, hay el impacto e influencia del neoliberalismo y de la triple crisis (del socialismo soviético, de la socialdemocracia y del nacional-desarrollismo) en el campo de la cultura, de la educación y de la comunicación social.

Este impacto e influencia afectan a los mecanismos de formación y promoción de la intelectualidad, y no favorecen al pensamiento de izquierda.

La influencia neoliberal en la cultura, educación y comunicación impide la formación de un pensamiento de masas basado en los valores de la izquierda: no habrá una cultura popular, con decenas y decenas de millones en favor de la soberanía con integración, de la democracia, de la igualdad social y de un desarrollo de nuevo tipo, a menos que tengamos una industria cultural, una educación pública y una comunicación de masas de nuevo tipo.

Sin estos cambios, vamos a seguir cosechando lo que se registró en una reciente encuesta que señaló al Partido dos Trabalhadores, del Brasil, como el partido más querido (24% versus 6% del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño y 5% del derechista Partido de la Social Democracia Brasileña), pero en el contexto de una reducción en el número de personas que declaran tener alguna preferencia partidaria (hemos caído del 61% en 1988 al 44% en 2012).

En tercer lugar, hay en las izquierdas brasileñas diferencias políticas sobre cómo articular nuestras dos grandes tareas: la superación de la hegemonía neoliberal y la realización de reformas estructurales que van más allá del desarrollismo conservador.

Estas diferencias políticas generan dos posturas simétricamente incorrectas: o un gobiernismo exacerbado, que solo tiene ojos para lo que es "posible hacer" aquí y ahora, atacando a cualquier postura crítica; o un izquierdismo también exacerbado, que solo tiene ojos para el objetivo final, sin tener en cuenta cualquier análisis realista de la correlación de fuerzas.

En algún sentido, el gobiernismo y el izquierdismo expresan un mismo fenómeno: la división entre teoría y práctica, entre objetivos finales y medios políticos, entre estrategia y táctica.

Para superar esta situación, necesitamos de una fuerte conexión entre teoría y política. Especialmente ahora, cuando hemos alcanzado un éxito parcial, pero cuando también nos damos cuenta que para seguir adelante hay que cambiar aspectos importantes de la estrategia que adoptamos hasta ahora.

Necesitamos tornar hegemónico nuestro campo de ideas, cuyo núcleo duro es formado por la prioridad a lo social, la ampliación de las libertades democráticas, la afirmación del papel del Estado, la combinación entre soberanía nacional e integración regional. Por supuesto, este campo de las ideas comprende una gama de posiciones que van de los "progresistas" hasta los socialistas revolucionarios. Y esto es positivo: una de las experiencias del Foro de São Paulo es que no se debe temer la diversidad, incluso ideológica, dentro de las izquierdas.

Para finalizar, quero decir que la coyuntura mundial y latinoamericana exige más velocidad de nuestra parte, si quisermos pasar del énfasis a la superación del neoliberalismo al énfasis en las reformas estructurales. Más velocidad en la integración, más velocidad en los cambios donde gobernamos, más eficácia donde somos oposición y, en general, más unidad de las izquierdas latinoamericanas y caribenas. Y, como es obvio, mas diálogo y cooperacion entre el Foro de São Paulo y las izquierdas de Oceania, Ásia, África, Estados Unidos y Europa.

Invito a ustedes a proseguir la discusión sobre estos temas, durante el XIX Encuentro del Foro de São Paulo, que tendrá lugar en Brasil, en la ciudad de São Paulo, del 31 de julio al 4 de agosto de 2013.

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